Soy cuadrado para el cine. Digo; considero al cine (la industria) como un entretenimiento y voy al cine (donde se proyectan los films) a ver películas que me entretengan.

No busco que las pelis me dejen algo. Casi siempre se me evaporan todas las sensaciones que pueda provocarme un film a los 40 minutos de irme de las salas.

Me gustan las de acción. Las prefiero a las demás. No te miro dramas; no te miro películas “como la vida misma”; no te miro películas en cuyo título aparezca la palabra “Otoño” donde, infaltablemente, hay un par de ancianos que la están por crepar, o algún protagonista la queda por la larga y penosa enfermedad. Antes te miraba las bélicas, ya no; y te miro las de Marvel. No se si el cine iraní es bueno o si el cine francés es bueno; se que no me atraen en absoluto.

La gran mayoría de las pelis que veo contienen la siguiente configuración: un héroe (no tan héroe); un buen villano (no tan villano) , la chica, el secuaz del malvado (casi siempre medio nabo). La chica es novia del malvado; el secuaz del malvado muere 15 minutos antes del final de la peli; el héroe vence al villano sobre el final y la chica queda enamorada de él. Pochoclo puro.

Pero este fin de semana me sentí atraído a experimentar algo diferente, y me conseguí “Nynphomaniac”; la última película escrita y dirigida por Lars Von Trier. A los únicos fines de más o menos tirar un par de datos para aquellos que no lo conozcan, Lars Von Trier es un director danés, de 57 años, creador de un movimiento cinematográfico de mediados de los 90 que se llamó Dogma, y es uno de los directores más reputados de Europa.

La peli dura 5 horas y está dividida en 2 volúmenes. La historia se centra en Joe, una chica ninfómana, que decide contarle (y contarnos) su historia a un señor que la encuentra tirada en la calle, con signos de haber sido golpeada.

Por supuesto hay sexo. Sexo duro. Convencional y sofisticado. Sexo por lástima y sexo que lastima. Sexo sin sentir y sexo engañado. Sexo con un sentimiento que cruza en forma transversal, los dramones de muchos hombres y mujeres que cargan con alguna cruz a la hora de abrir las piernas y el corazón.

La idea que algunos hombres tenemos sobre el orgasmo femenino; y como un buen round de sexo salvaje y carente de todo amor, el ingrediente secreto del sexo según el film, puede marcar un nuevo horizonte para personas que el deseo nos hacen invisibles. La escena en la que Uma Thurman encara a Joe, la protagonista, es de las más duras, bizarras y brillantes de la peli.

En 5 horas de película se podrán imaginar que hay pozos difíciles de superar; pero debo admitir que me la banqué bastante bien. De todos modos  creo que , por todo este 2014, ya voy a estar bien de modernidad.

Ojalá tengamos todos una buena semana.