Quinientos mil abortos se estima que se realizan en Argentina por año. Setenta mil mujeres terminan hospitalizadas por complicaciones en sus abortos clandestinos. Muertes en lo que va del año:150. Los números no pueden ser precisos ya que la práctica es ilegal y por ende, no se puede llevar una cuenta concreta, mucho menos cuando el Estado no se hace responsable, y en los hospitales, muchas veces lo tapan con la sábana.

El 19 de febrero no fue un día más en el Congreso, cerca de las 17.30 ya había chicas (y un par de chicos, vamos a decirlo) merodeando la Plaza de los Dos Congresos y la carpa verde se estaba armando de la Campaña Nacional por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito. “Hicimos 900 pañuelos, se los llevaron en 15 minutos. Yo me fui a cambiar y cuando volví no había más”, relata una de las coordinadoras de la carpa. “¿Quién está para los pañuelos? No hay más chicas, vamos a hacer más para el ocho de marzo”, grita otra. Las caras de desilusión por haber llegado tarde a conseguir ese pañuelo verde tan representativo se hizo más patente que nunca.

Mujeres grandes, mujeres jóvenes, mujeres madres, mujeres abuelas. Tetas, pañuelos cubriendo las tetas y mucha brillantina. Sobre la explanada de la Plaza, de cara al Congreso de la Nación, un pequeño camión llevaba consigo los equipos para realizar una radio abierta, la voz campante era reconocible desde todos los lados que se escuchara y fue de quien en el programa de Jorge Rial habló de misoprostol, Virginia Godoy o mejor conocida como Srita Bimbo.

“Hay muchas chicas muy jóvenes hoy acá, estoy muy feliz”, dice para dar comienzo al acto de un día en el que por séptima vez se va a entregar el Proyecto de Ley para la interrupción Voluntaria del Embarazo, ya que en Argentina rige el articulo 86 del Código Penal que sólo preve como no punible dos variables: cuando está en riesgo la salud de la mujer o cuando es una persona que no puede decidir por sí misma o en casos de violación.

Además de que rige en el país protocolos luego de un fallo de la Corte Suprema de Justicia que en 2012 ratificaba lo que decía el Código Penal y exigir la realización de ellos para el país. 

De las 25 jurisdicciones nacionales, sólo ocho poseen protocolos de atención de los abortos no punibles que se corresponden con los lineamientos fijados por el tribunal que son: Chaco, Chubut, Jujuy, La Rioja, Misiones, Santa Cruz, Santa Fe y Tierra del Fuego.

Otras ocho dictaron protocolos que no se ajustan a lo ordenado por la Corte e incluyen requisitos que dificultan el acceso a la práctica: Ciudad de Buenos Aires, Córdoba, Entre Ríos, La Pampa, Neuquén, Buenos Aires, Río Negro y Salta.

Mientras que Catamarca, Corrientes, Formosa, Mendoza, San Juan, San Luis, Santiago del Estero y Tucumán directamente no dictaron ningún protocolo.

“El pañuelo nos da una herramienta para informar, para que sepas de qué estás hablando. El aborto legal, seguro y gratuito es una urgencia, es una cuestión de salud publica”, dice Srita Bimbo al leer un comunicado de la Campaña. “Es una cuestión de salud pública y de justicia social. Esto es urgente sin dilaciones”, y se replican los aplausos.

Entre la marea de jóvenes que se maquillan la cara, el cuerpo, su cuerpo, camina y se levanta los lentes para leer los carteles, Beatriz Sarlo. Sigue caminando y se pierde con su vestido negro de flores. Le entregan un panfleto de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, agradece, se la quedan mirando y sigue camino y se pierde.

“Porque es un derecho humano básico decidir sobre nuestras vidas y nuestros cuerpos. Porque la maternidad debe ser una elección y no una imposición del Estado. Porque el aborto clandestino es la principal causa de muerte en mujeres gestantes, en su mayoría pobres. Porque debe terminarse con la desigualdad en el acceso a un aborto en buenas condiciones sanitarias. Porque las muertes por aborto inseguro son feticidio del Estado. Porque sin #AbortoLegal no hay #NiUnaMenos”, reza el volante que lo leen todos y todas y todes.

Entre las oradoras habla también una integrante de la Red de Profesionales de la Salud por el Derecho a Decidir, entre médicas, psicólogas, Ginécologas que hoy atendieron con el pañuelo en sus consultorios. “Que no dependa de si conocemos a una amiga que sabe como usar el misoprostol o de tener dinero o no”, remarca.

Marta Boimel y Rosa María Iglesia, son profesionales; Marta es sexóloga educativa y psicóloga social especializada en género, familia, salud reproductiva y violencias -como dice su tarjeta- y Rosa María es licenciada en psicóloga social “recibida en la Facultad nacional de Córdoba”, remarca.

“Son derechos que tenemos las personas, no por ser mujeres, es un derecho y hay muchas muertes evitables y hay mucho sufrimiento detrás de todo esto. Hay que ser tonta o violada o estar por morirnos para que un médico lo realice”, dice Boimel en relación al articulo 86 del Código Penal.

Mientras que Rosa, además de estar de acuerdo con su colega, agrega que “nadie puede legislar sobre mi cuerpo y que tiene que ser libre y gratuito porque finalmente siempre terminan muriendo las mujeres más pobres. Aquella que puede pagar un aborto más o menos puede conseguir un lugar, entre comillas, posible, pero aun así se arriesga a tener consecuencias evitables”.

Por último Marta cuenta que ella formó parte del proyecto para la educación sexual en las escuelas: “Si se diera educación sexual, la mujer sabría como cuidarse y los chicos también. No voy a curar al abusador pero los niños pueden ser menos abusados. Por ello somos especialistas”.

Pero no faltó el que vino a mostrar su descontento y esta vez vino de un turista italiano que amablemente primero preguntó de qué se trataba la marcha, para luego terminar dando su opinión como que él veía a la mujer dividida en dos “de la cintura para arriba, por la cabeza. Y de la cintura para abajo, por el aparato reproductor”, además de despotricar contra la desobediencia de las mujeres jóvenes. Pero allí quedó, en un simple provocador que se lo llevó el viento.

Casi al final de la jornada un grupo de mujeres se agolpan frente a la puerta del Congreso Nacional. “Infiltrada, infiltrada” gritan algunas chicas, flashes y cámaras se ponen contra las rejas y una mujer con top amarillo y calzas rosas sostenía entre sus manos un rosario, una bandera de Argentina, una máscara de Scream y un cartel hecho a mano “no al aborto”. 

Varias chicas la interpelaron y le preguntaron porqué venía a provocar. “Yo no vengo a provocar, al contrario, vengo para que tomen conciencia. ¿Vos escuchaste llorar a un bebé de dolor que es abortado al cuarto mes?. Sufre, emite gritos desgarradores cuando lo descuartizan”, dice la señora ante la mirada atónita de todos los presentes. “Si lo abortas, no va a llorar”, le replica una de las chicas mientras que otra le pregunta “¿usted llora cuando muere una mujer por un aborto clandestino?”.