Estoy haciendo un curso de posgrado de género en la UBA. Somos más de cien personas estudiando. Esperaban 40, se anotaron 104. Bien.

Cuestión que la segunda clase fue intensa y llena de cosas nuevas, por lo menos para mí. El feminismo es teóricamente muy rico y ahí estoy yo, muerta de hambre.

En los debates internos de esta fuerza, la más grande del país hoy en día, sí, les juro que es así, hay cosas zarpadas. Se hablan y se discuten temas de importancia clave. Yo estuve ahí, escuché algunas cosas interesantes y me quedé pensando, ¿cómo le llega esto a quien no milita? ¿A quien no tiene la oportunidad de acercarse a espacios así? Entonces me puse a escribir esta nota.

"La perspectiva de género hoy avanza pero se usa mal, emerge sobre los mismos roles sexistas, no sirve, suma pero no sirve". No lo había pensado nunca pero cuando noté que era cierto ya no pude ver ni analizar la situación de igual manera que antes. Las mujeres ahora integran lugares de poder, son protagonistas de políticas públicas interesantes.

PERO. 

Sí, siempre hay un pero. En dichas políticas públicas la mujer ocupa y se ocupa de cuestiones que tienen que ver más con "lo femenino" que con el poder propiamente dicho. Porque bueno, ya sabemos, el poder tiene forma de pito. Entonces, claro, se incluye a la mujer en planes o programas pero, en general y por favor lean bien que dice en general y no en todos los casos porque ya me veo que me llegan cientos de menciones de que Vidal, de que Cristina, a nosotras nos ubican en o cuestiones de ambiente o cuestiones de cuidado familiar.

Y es cierto, las mujeres somos buenísimas en el termita del ahorro, piensen que nosotras hacemos el 80% de las compras en nuestro país. EL OCHENTA. Sí, somos buenas, sabemos de comida barata y por eso estamos frente a comedores o somos protagonistas de políticas que funcionan para sacar adelante a la familia.

De hecho y sin ir más lejos, podemos hablar del plan “Belleza por un futuro” que le pega justo a lo que dice esta nota. La ministra de Desarrollo Social presentó cursos de maquillaje y peluquería para las mujeres de los sectores más bajos. ¿Está bueno que se les de herramientas para poder generar laburo? Está buenísimo. ¿Es un bajón que el Estado use a una empresa privada para hacerlo? Sí. ¿Es una mierda que porque son mujeres se les enseña sólo ese tipo de cuestiones y no, qué sé yo, ciencia? Sí. Pero ahí va, es eso lo que sucede, qué podemos hacer como mujeres si no es pensar en nuestra belleza, ¿no?

Así nos metemos en lugares de poder, casi a los codazos, demostrando que somos capaces, superándonos día a día en el laburo mientras tenemos 476 mensajes de guasap del grupo de las “mamis” del jardín o la agenda llena de turnos o recordatorios de todo lo que hay que hacer además de trabajar fuera de casa. Es que sí, genial, la perspectiva de género ya está entre nostrxs y eso está buenísimo.

PERO.

Esta idea no era ni es la idea de las feministas. Ellas(nosotras) busca(mos)n romper con el patriarcado, desterrar al sexismo de todos lados y eso incluye al mundo productivo. ¿Cómo se supone que vamos a terminar con el machismo si en las esferas de poder donde se busca romper con eso se reproducen los mismos estereotipos con los cuales se lucha? ¿Cómo podemos dejar de estar subestimadas si la perspectiva de género hoy no es más que repetir que solo servimos para cuidar y ahorrar?

Lo cierto es que esto del feminismo es un ejercicio crítico y diario de los roles establecidos. En el curso se dice y se repite sin cesar que las cuestiones sociales son sociales y no naturales. Las mujeres servimos para cuidar porque en la historia de la humanidad no pudimos hacer otra cosa, parafraseando a Simone De Beauvoir, las mujeres estamos hechas mujeres, no nacidas mujeres.  

Entonces, desde este humilde lugar propongo que estas representaciones de lo femenino y de lo masculino también, por qué no, sean destruídas a fuerza de voluntad y militancia. Cuando cada unx de nostrxs escuche que algo es típico de mujer o de hombre, cuando alguien ose (?) decirnos o marcar que por ser mujer o por ser hombre nos corresponden distintas tareas, marquémoslo, corrijámoslo, hablemos y debatamos lo que sabemos, reforcemos la idea de que la biología no es destino, salgamos de esa cárcel creada para ordenar, comprimir y manejar.

Seamos un quilombo sin género.