Javier Milei y Luis Caputo miran la planilla de Excel. En sus rectángulos se transcriben las cifras que le llevan al Presidente a afirmar: “El DNU está en su mayoría en funcionamiento, la ley de alquileres mejoró la oferta y la demanda. Logramos el déficit cero en enero, no en marzo como estaba planeado. Es una fiesta: bajan los dólares, suben los bonos, logramos que la inflación sea del 25% en diciembre y caiga al 20% en enero, cuando iba al 1700%. La curva de futuros del dólar se desplomó” El ministro de Economía de la Nación, Luis Caputo, a su vez, anunció en su cuenta de X que, en enero, el Sector Público Nacional registró un superávit financiero de $518.408 millones. A esto sumó que “el superávit primario (antes de intereses de deuda) fue de $2.010.746 millones y el pago de intereses fue de $1.492.338 millones. 

“Vamos, Toto”, arengó el Presidente en la red social “Es una fiesta” grita el presidente. Y no puede ni quiere evitarlo: engrosa la voz y exclama: ¡Viva la libertad, carajo! 

A partir de esta escena pueden hacerse diferentes interpretaciones. Tal vez porque las planillas de Excel no tienen sentimientos, carecen de corazón, son sólo planillas de cálculo. El problema es cuando el que las usa tiene de corazón una planilla de cálculo.

Milei y Caputo ¿serán planillas de Excel?  Ahí, en los rectángulos seleccionados, no aparece el dolor y el drama de una sociedad acorralada y aún esperanzada en sectores importantes. Los jubilados son la principal variable de ajuste. En las farmacias, donde los precios de los remedios han volado, mieles del libre mercado, se ven escenas que hasta harían lagrimear a una planilla de Excel, pero no al Presidente que sólo llora por sus perros o en el Muro de los Lamentos.               

“Es una fiesta” exclama desorbitado el presidente. A una fiesta a la cual no son invitados un millón de personas por mes que se hunden en la pobreza según el informe de la Universidad Di Tella (privada Presidente).

“Es una fiesta” dijo el presidente, que, en el mes de enero del 2024, el monto de los intereses abonados superó al monto del total de las jubilaciones pagadas. Será porque el presidente afirma que “su política se diseña desde una perspectiva moral.”

“Es una fiesta” Presidente, puede celebrarla como lo hacía Carlos Menem, al que considera el mejor presidente de la historia con pizza y champagne y con aquel inolvidable Ministro de Economía Domingo Felipe Cavallo, padre de la convertibilidad, a quien Ud. sacó del justificado ostracismo para que devenga en su asesor.

“Es una fiesta”. El ajuste sobre los salarios es de tal dimensión que han perdido su poder adquisitivo en tan solo dos meses, más que en los cuatro años de Macri, parámetro que parecía difícil de volver a transitar.

“Es una fiesta”. Devaluación del 118%, nafta a precio internacional igual que la harina o el arroz. Los precios de cualquier supermercado son una muestra real de “los éxitos” de la política de desregulación de este gobierno, donde bomberos piromaníacos están encargados de intentar apagar una cantidad de focos dejados por el anterior gobierno y lo convierten en un incendio de proporciones superlativas. Los piromaníacos tienen por objetivo un incendio de magnitud inaguantable. Para que la población clame por algún remedio desesperado, que aquí se induce a uno exclusivo y mágico: la dolarización. Buscan frenar la inflación con la caída brutal del consumo ya concretado y en profundización y con la apertura irracional de la economía (cierre generalizado de Pymes), sumada a la desocupación de miles de expulsados.

¡Qué fiesta Sr. Presidente! ¡Qué futuro próximo venturoso! Inflación, recesión, caída del consumo a pique, desocupación creciente, falta de atención en los hospitales por sobrecarga y desfinanciación, falta de vacantes en la educación pública, imposibilidad de llegar adonde se necesita ir por el precio del transporte público; tarifas de electricidad, gas y agua aumentadas de 300 a 500% y luego indexadas; en duda el inicio de las clases. Venga presidente y vea lo exitoso de sus políticas, aunque Ud. siempre le echará la culpa a la herencia recibida o que nos salvó de la tortura de la hiperinflación haciéndonos vivir en el infierno para, en algún momento, llegar a la tierra prometida. Sabemos que la fiesta lo emociona, pero Ud. reserva sus lágrimas para cuando habla de su hermana o en el Muro de los Lamentos. Millones de argentinos terminarán deseando tener la comida y el aire acondicionado de sus perros.       

En esta fiesta que nos organiza, las clases medias ven en peligro sus símbolos de status: la medicina prepaga que en tres meses se encamina al 100% de aumento y promete seguir aumentando por la inflación del mes anterior, camino parecido al de los colegios privados.  Ni hablar de la clase media arriba de la media, que su casa en el country pasa a ser una soga al cuello que erosiona sus ingresos fijos mensuales. Mientras el gobierno desfinancia la educación y la salud pública, se empieza a producir un traslado de alumnos de educación privada a la pública y de pacientes a los hospitales públicos. El presidente celebra que muchos de sus votantes de clase media empiecen a vender sus ahorros en dólares para llegar a fin de mes. ¿Alguna vez aprenderá la clase media qué sin Estado, sus ínfulas y prejuicios clasemedieros son una pompa de jabón?

A los sectores de clase media baja, obreros, sectores populares en general que recurren a los comedores o que ya iban, se encuentran con que la Ministra de Capital Humano Sandra Pettovello no ha enviado la comida como denunciaron dos de sus colaboradores que renunciaron, mientras cobraban sus sueldos, aunque no habían sido designados, situación que atraviesa a buena parte de la administración en una exteriorización de inoperancia mayúscula. La meritocracia te la debo. Pettovello con su insensibilidad solo superada tal vez por su ignorancia  y brutalidad, suspendió la provisión de remedios a los enfermos oncológicos y otras afecciones graves desde que asumió. 

En materia de alquileres la desregulación es una muestra clara que cuando necesitan acordar dos partes de una enorme desigualdad de fuerza, la consigna ¡Viva la libertad! ¡Carajo!, es sólo para el más fuerte. Sin Estado, la ley de la selva es la norma. En Alemania, el Estado compra inmuebles y los pone en alquiler para regular el mercado. Haciendo lo contrario en este y en muchos otros aspectos de lo que pregona Milei, donde el Estado cumple papel fundamental, el Presidente nos promete que pasando previamente por Ecuador, El Salvador o Panamá llegaremos a ser Alemania en 20 años. Extraño recorrido. Para llegar a Ushuaia partiendo de Buenos Aires primero hay que llegar a la Quiaca. La lógica libertaria suele carecer de lógica.

“Es una fiesta”, piensa y lo dice el presidente. Los éxitos se acumulan. No se prorroga el Fondo de Incentivo Docente (una suma importante para reforzar el salario de todos los maestros del país), no existe la paritaria docente,  se quita el subsidio para el transporte público lo que lleva el boleto a un aumento de tres dígitos, no se efectúan transferencias no automáticas a las provincias, se abstiene de pagar a los generadores de energía que en enero tenían que cobrar 413 mil millones de pesos, se ahoga al Conicet y a las Universidades, con un presupuesto que no llega a junio, suspende por dogmatismo toda la obra pública, no envía comida a los comedores ni remedios fundamentales para enfermos crónicos o de enfermedades terminales. La capacidad instalada llega apenas al 54 %, equivalente al nivel de la pandemia. El PBI se estima que caerá entre el 4 y el 6 %. Su fiesta, Sr. Presidente, sólo la disfrutan los que Ud. señaló en su disparatado y desubicado discurso que pronunció en Davos: “Para finalizar, quiero dejarles un mensaje a todos los empresarios aquí presentes y a los que nos están mirando desde todos los rincones del planeta. No se dejen amedrentar.  No se entreguen a una clase política que lo único que quiere es perpetuarse en el poder. Ustedes son benefactores sociales. Ustedes son héroes. Ustedes son los creadores del periodo de prosperidad más extraordinario que jamás hayamos vivido. Que nadie les diga que su ambición es inmoral. Si ustedes ganan dinero es porque ofrecen un mejor producto a un mejor precio, contribuyendo de esa manera al bienestar general. Ustedes son los verdaderos protagonistas de esta historia, y sepan que, a partir de hoy, cuentan con un aliado inclaudicable en la República Argentina. ¡Viva la Libertad carajo!”

“Es una fiesta” como Ud. dice Presidente. Claro que cada uno se divierte de diferente manera. Ud. celebra la quiebra de Pymes, la ciencia y la tecnología devastadas, con miles de jóvenes muy talentosos que buscarán investigar bajo otros cielos; no lo que su Patria le niega, sino Ud. y sus delirios, trabajadores que insumen 14 horas de su vida para que con suerte les alcance para viajar y mal comer, hombres y mujeres grandes que ven asombrados como Ud. les mintió porque ellos nunca pensaron que eran la casta que iban a pagar el ajuste. Nada queda fuera de su fiesta, Sr. Presidente. Todo lo que es cultura ya sea cine, teatro, libros, debe ser arrasado bajo la argumentación de que seis de cada diez chicos son pobres y muchos no comen. Son los mismos

a los que Ud. no les manda los alimentos y con sus políticas aumentan considerablemente. No hay presidente en el mundo que diga que el Estado es una organización criminal, peor que la mafia y que Ud. ganó las elecciones para destruirlo desde adentro. Si es exitoso, le sobrará mucho espacio donde los argentinos que sobrevivan para ver la fiesta impúdica de los poderosos serán extranjeros en un territorio vendido y los extranjeros los dueños. Ud. nos propone una fiesta mortuoria.

“Es una fiesta” piensa y lo expresa el presidente, en ese mundo de las redes sociales donde pasa de tres a cuatro horas diarias y donde en un acto de una irresponsabilidad extrema le da likes a los mensajes de X (Twitter) de su granja de trolls donde la demencia es un lugar común y el ejercicio de su egolatría una expresión de su inseguridad.  También redacta los suyos, que luego reproduce en su discurso público poblados de adjetivos como nido de ratas, traidores, delincuentes, ensobrados, pedazo de mogólico, imbécil, tarado, bruto, excremento, etc. En su rezo laico, que repite hasta el hartazgo dice: “El liberalismo es el respeto irrestricto del proyecto de vida del prójimo, basado en el principio de no agresión….”. Bien decía Jorge Luis Borges: “Para injuriar ni siquiera un lenguaje se necesita” 

“Es una fiesta” donde el presidente en su batalla cultural descalifica a todo aquel que disienta o lo critique, hacia la cual  dirige su ejército de trolls, prólogo de escraches callejeros.  

“Es una fiesta”, dice el Presidente y con el método brutal de la motosierra, argumentando opacidad de los fideicomisos, que en lugar de mejorarlos los arrasa, incluso aquellos que tienen objetivos reconocidos como el PROCREAR, el FISU (el plan más ambicioso para la recuperación socio urbana de los barrios populares), Manejo del Fuego, Infraestructura en el Transporte, Ciencia y Tecnología.

“Es una fiesta” dice el presidente en su discurso que cabe en 4 páginas en tamaño A4 a doble espacio, con caracteres grandes, poblado de muletillas de “o sea” y “digamos”. Afuera de las redes la Confederación Argentina de la Mediana Empresa difundió que las ventas minoristas se derrumbaron un 28,5 % en los dos meses del gobierno de Milei. Los alimentos cayeron un 37,1% y en medicamentos un 45,8%. En los últimos 60 días los combustibles aumentaron un 140%.

Otro estudio, en general considerado serio, la de la Universidad Católica Argentina, estimó que la pobreza superó en enero el 57% de la población. Para ser precisos 57,4%.  Equivale a 27 millones de personas pobres en toda la Argentina, de las cuales 7 millones viven en situación de indigencia. Es el nivel más alto desde 2002. La UCA estimaba la pobreza en diciembre del 49,5%. En dos meses Ud., Señor Presidente, incrementó el número de pobres en el equivalente a 44 canchas de River llenas. Ya tiene más pobres que votos.

¿Cómo no va a tener superávit Caputo si se suspendieron los pagos, se desfinancian todas las prestaciones del Estado, y sólo se erogan los intereses?! Es como aquel campesino que para ahorrar le enseñó a su burro a no comer, y cuando celebraba su fabuloso éxito el burro se murió de inanición.

Milagros no hay, aunque se presuma que se tiene de su lado a “las fuerzas del cielo”  

“Es una fiesta” dice el presidente. La fiesta sólo está en su planilla de Excel Le falta agregar que la mayor parte de los 47 millones de argentinos no estamos invitados. Y si queremos volcarnos a las calles para “participar” de la fiesta, ahí estarán las diversas fuerzas para impedirlo con su Ministra Patricia Bullrich, su dama de cartón, émula de su admirada Margaret Thatcher, asesina sólo en el Ara General Belgrano a 323 argentinos.

En mi barrio, cuando era chiquito, me enseñaron que eso es un comportamiento despreciable y cipayo. Cuando Ud. era sólo un panelista pintoresco y extravagante llegó a sostener que “este es un país de mierda”. No lo era y no lo es, aún a pesar de sus esfuerzos en contrario, es un país con una historia extraordinaria que Ud. no conoce y no se puede querer lo que no se conoce. Ahora es llamativo que Ud. quisiera quedar al frente de una organización criminal de un país de mierda.

Esto desemboca en una hecatombe. El 56% del balotaje fue un gran aval, pero carecen de la sensibilidad para comprender hasta donde se puede estirar la cuerda. 

¡Qué fantástica es su fiesta de la libertad, Presidente!  “¡Viva la libertad, carajo! “

 SE ACABÓ LA FIESTA, HAY QUE PAGARLA”

En el empate hegemónico entre dos modelos, se alternan los que privilegian la distribución del ingreso de diferente intensidad de arriba hacia abajo y los que cuando arriban al gobierno distribuyen de abajo hacia arriba y sostienen que hay que pagar el dispendio hacia los sectores populares. La fiesta que invocan son los mejores sueldos y jubilaciones, la posibilidad de adquirir lo que se desea, irse de vacaciones, estudiar, acceder a una vivienda o ampliar la que se tiene, que sus hijos estudien sin problemas y puedan ir a la Universidad, poder un par de veces al mes comer afuera o ir al cine, al teatro o al fútbol, suscribirse a alguna plataforma de películas, tener internet, computadora y celular. Es decir, vivir para algo superior a lo primario de comer, que incluso esto se vuelve un privilegio en gobiernos que por ironía del alfabeto suelen empezar con M: Mitre, Martínez de Hoz, Menem, Macri, Milei.  

Posiblemente Saavedra no dijo al conocer la muerte de Mariano Moreno: “Se necesitaba tanta agua para apagar tanto fuego”, sino “Se acabó la fiesta revolucionaria” Dos cipayos conspicuos, homenajeados en la historia oficial como héroes, como sucede con Rivadavia que inició la deuda y fue enemigo feroz de la campaña libertadora de San Martin y Carlos Maria de Alvear, desesperado por ser colonia británica, estaban en la vereda de “Se acabó la fiesta” Cuando Lavalle fusiló a un caudillo popular como Dorrego, sus instigadores posiblemente exclamaran: “Se acabó la fiesta populista. A su vez Salvador María del Carril, quien muchos años después fue vicepresidente de Urquiza y presidió la Corte Suprema de Mitre lo instigó: “Una revolución es un juego de azar en el que se gana hasta la vida de los vencidos” y le aconseja “que aborde la cuestión a sangre fría” .... ...” Es conveniente que recoja Ud. un acta del consejo verbal que debe haber precedido a lo fusilación. Un instrumento de esta clase redactado con destreza será un documento muy interesante para su vida póstuma... El Sr. D. J. A. (don Julián Agüero) y Don B. R. (Bernardino Rivadavia), son de esta opinión y creen que lo que se ha hecho no se completa sino se hace triunfar en todas partes la causa de la civilización contra el salvajismo. Es el gabinete presidencial en pleno quien aconseja el fusilamiento civilizador, levantando actas en que conste el salvajismo de los gobernadores... si es necesario mentir a la posteridad se miente y se engaña a los vivos y a los muertos”. "

No es ingenuo que el Palacio de Justicia tenga enfrente el Monumento a Lavalle, para señalarles cómo deben fallar entre el fusilador y el fusilado.

Los Milei del siglo XIX, exiliados en Montevideo se unieron a la flota anglo francesa que bloqueaba el puerto de Buenos Aires durante el gobierno de Rosas posiblemente al grito: “Se acabó la fiesta Rosista”  

En febrero de 1852 entraron en Buenos Aires cometiendo todo tipo de atropellos las fuerzas de Urquiza que derrocaron a Rosas, 24.000 hombres entre ellos 3500 brasileños y 1500 uruguayos.

Una conformación similar con Inglaterra detrás destruyó el Paraguay, el país más desarrollado del siglo XIX, en la cruel guerra de la Triple Infamia, durante casi seis años. En nombre de la libertad de comercio y de los ríos, los Milei del siglo XIX con Mitre al comando de las fuerzas terminaron luchando contra mujeres y niños, generando montañas de cadáveres. Paraguay perdió el 70% de la población Se acabó la fiesta paraguaya hecha a base de un Estado fuerte y un poderoso proteccionismo. Había triunfado ¡Viva la libertad, carajo!

Con Yrigoyen, con los alzamientos civiles y la abstención electoral, llegó al gobierno la fiesta de la clase media y con su derrocamiento se acabó la fiesta que hubo que pagarla durante la década infame.

Con el peronismo llegó la gran fiesta de los sectores populares y con bombardeos, fusilamientos, proscripciones, campos de concentración y genocidios, se intentó que los beneficiarios de la fiesta lo pagaran. Siempre los que estuvieron haciendo pagar la fiesta fueron los mismos. De acá y de afuera. A través de gobiernos civiles que le servían o representaban o a través de gobiernos militares. Y los que tenemos que pagar la presunta cuenta, también somos los mismos, que lamentablemente nos especializamos en tropezar con la misma piedra.

UN DEBATE ESCLARECEDOR

En mayo del 2022, Jorge Fontevecchia logró que Juan Grabois y Javier Milei debatieran durante varias horas. Las imágenes son fuertemente reveladoras de la frialdad e insensibilidad del actual presidente, su rostro imperturbable, cuando se produjo el siguiente cruce: “Bajo una fachada de libertad, si vos tenés que elegir entre no comer y ser explotado durante 18 o 14 horas por día yo elegiría comer, pero esa no es mi voluntad (Grabois)”

“Como que no. También podés elegir, morirte. Y claro…… (Milei)”

“No quiero la horca ni la guillotina. Quiero la libertad (Grabois)

ES UNA FIESTA

 Javier Milei con Mauricio Macri de apoyo político y todo lo más concentrado del establishment detrás, es el intento refundacional de rematar el país, transformarlo en una colonia efectiva norteamericana, y con la dolarización volver a pre 1816. Es el intento final de concluir con el presunto empate hegemónico entre los dos modelos. A su vez en el establishment hay diferencias entre los sectores productivos y los de valorización financiera.

Es una fiesta que fusila nuestra historia y cercena el futuro. Es una mentira absoluta que en nombre de la libertad nos esclaviza. Es un oxímoron que sin Estado seremos libres y no un bocado de los poderosos. Es, en una mirada muy benévola, la suma de 1955,1966,1976, Menem y Macri. No es una fiesta sino una orgía del poder en la que te dijeron que serías invitado. Cuando despiertes del relato mentiroso que creíste, por razones explicables y otras por ceguera que el odio o la desesperación siempre produce, te encontrarás desocupado, marginado o exiliado. Es un modelo sin derechos en el que sobra un tercio de la población y las calles para protestar no te pertenecen.

En síntesis: “Es una fiesta de pocos”, a la que no estás ni estarás invitado.

Es una fiesta en la que los que quedamos afuera seremos huérfanos de patria.

*Publicado en La Tecl@ Eñe