El entrenador tenía planeado cómo jugarle a Holanda en una hipotética semifinal hace por lo menos tres meses. Claro, su táctica incluía a Ángel Di María. La lesión muscular en el muslo deja afuera al rosarino del partido histórico del miércoles, y entonces surge la pregunta: ¿con qué nombres y qué táctica utilizará Alejandro Sabella?

La historia es armar el mejor equipo, luego de los destacados rendimientos individuales de Basanta, Enzo Pérez y Lavezzi, el regreso de Rojo tras la suspensión y la necesidad de acompañar a Messi arriba, ya sea en ataque estacionado o en el contragolpe. Eso, sumado claro está, a neutralizar a Robben, no dejar mano a mano a Van Persie con el último defensor argentino y presionar a Sneijder para cortar el circuito futbolístico de Holanda.

Hay al menos dos variantes. O mejor dicho, uno cree que el DT maneja estas posibilidades. La primera sería repetir equipo, hacer ingresar a Marcos Rojo por Basanta (¿o sigue el de Monterrey? Rojo es más rápido pero Basanta marca mejor) y continuar con el 4-4-2.

Allí, para frenar a Robben se apostaría a la velocidad de Rojo, a la generosidad de Lavezzi para pasar la línea de la pelota -que además por ser delantero privará al lateral ¿Kuyt? de ese sector subir para hacer el dos contra uno junto al as holandés-, y que Mascherano vaya a la zona apenas la toma el zurdo del Bayern para que no tenga lugar para enganchar hacia adentro.

Con estos jugadores, Argentina intentará monopolizar la pelota, pero también retroceder en bloque como el sábado ante Bélgica, para hacerse de espacios. Además, ante la ausencia de Di María, Lavezzi es el más veloz para correr el contragolpe junto a Messi. Para eso, Lio deberá estar menos comprometido con la recuperación de la pelota. Los dos mediocampistas que pondrá Van Gaal (De Guzmán y de Wijnaldum), ninguno es de temer con le pelota y su tarea será contener al mejor nuestro. Ellos estarán los dos preocupados por el Enano, y no al revés como debió estar, al menos atento, Lio con el belga Witsel.

Con este mismo dibujo táctico, Rojo podría ingresar por Lavezzi o Enzo Pérez como mediocampista, aunque cuesta imaginar un sector izquierda con Basanta y Marcos.

La otra opción sería volver al 3-5-2, que Rojo regrese por Enzo Pérez y que Basanta arme línea de tres con Garay y Demichelis. Así, Sabella se aseguraría, primero, una doble marca para Robben con Basanta y Rojo, y un hombre siempre con Van Persie en el área, cuando le llegue la pelota, sea del lado que sea.

El trabajo de Lavezzi allí sería ir como delantero, por donde quiera, acompañar a Messi arrancando desde el centro para quitarle un 5 de encima, y volver como interno. Esto es, entre Mascherano y Zabaleta, y tapar ese sector cuando Sjneider se vuelque por allí.

Sobre el 10 holandés, la idea primera, sea cual fuera la táctica, es que Biglia se encargue de él. El jugador del Galatasaray asume riesgos cuando toma el balón en tres cuartos de cancha, y es peligroso con sus pelotazos, pero robar allí signficaría para Argentina un contragolpe seguro.

Pero más allá de esto, "nosotros tenemos a Messi y a Higuaín", dijo Mascherano el domingo en conferencia de prensa, cuando le preguntaron por Robben. El DT Van Gaal, más propenso a cambiar según el rival, planteará como ante España o Chile, un planteo con dos mediocentros, para contener a Messi.

Él estará más preocupado que Sabella, que sabe que su equipo va de menor a mayor, y que esta vez, la clave pasará por liberar a Messi de responsabilidades tácticas, para que explote en todo su esplendor, rodeado de un equipo corto que lo contenga.

Argentina, uno imagina, que dispondrá de la pelota, que deberá armar tándems por los costados, encontrar a Messi en tres cuartos de cancha, o a Higuaín en el área. Además, lucir corto y compacto en el retroceso para que Holanda no encuentre espacios para sus pelotazos.

Más allá del pizarrón táctico, de la tarea de cada uno, lo histórico del partido requiere de ese plus que puede ofrecer el jugador argentino en este tipo de instancias. Si bien la presión está de nuestro lado, el plantel se sacó esa pesada mochila de los 24 años sin semifinales. Será clave quitarse el miedo a perder, soltarse y jugar, y que Messi, se consagre con una de esas actuaciones "barcelonescas".