En la tarde del 8 de diciembre de 1980, John Lennon firmaba autógrafos a sus fans; incluso hacía lo propio con una copia de ‘Double Fantasy’ que un fanático, Mark David Chapman, le extendió.

Diez minutos antes de las 11 de la noche de ese mismo día, Chapman le disparaba por la espalda en cuatro ocasiones, en la entrada del edificio de Nueva York que el músico y su pareja, Yoko Ono, ocupaban. Poco más tarde, Lennon era declarado muerto.

El hombre que dijo haber "encontrado a Jesús" en la cárcel donde cumple condena y hasta de considerarse un "idiota" por el asesinato, volvió a hablar para explicar las motivaciones que lo llevaron a matar al músico del que eran un fan.

Chapman admitió tener "una mente psicópata" y reveló que asesinó al cofundador de Los Beatles porque "quería ser famoso", según publica el diario Telegraph.

"Él (Lennon) salió de su casa y esto es una parte que realmente lamento que haya sucedido. Él salió y yo tenía su álbum con una pluma y le pedí que me firmara el álbum. Se tomó su tiempo. Me preguntó si quería otra cosa. Su esposa había salido con él, estaba esperando en una limusina y eso es algo que a menudo reflexiono sobre cómo era tan decente con un extraño. Firmó el álbum y me lo devolvió, luego entró a la limusina", relató el hombre sobre las horas previas al crimen.

"Esa es una verdadera mente sociópata: hacia el final, yo diría que la última hora o así, me hablé a mí mismo. Hice una oración pidiendo que por favor me ayudara a cambiar esto. No podía hacerlo. Estaba obsesionado con una cosa y lo estaba haciendo para que yo pudiera ser alguien", confesó el homicida sobre la aquella misma noche, cuando mató a Lennon.