Advertencia: el debate sobre la intencionalidad y el lugar donde a cada uno le late una frase del Indio Solari no termina de cerrarse nunca. De hecho no es la intención, sino por el contrario, es inaugurarlo, seguirlo, alimentarlo y enriquecerlo.

Estas Entrevistas exclusivas a las canciones del Indio Solari, que se le animaron a Amok Amok, Las supersticiones traen mala suerte, y a Cada pequeña muerte, se aboca a Chau Mohicano, mientras prepara material de Arca Monster.

Así comienza esta despedida, este "Chau Mohicano", ¿un guerrero de qué? ¿de una cultura, el último de una raza?: "Un par de horas en un bar para olvidar. Después el día no podrá con mi sopor". Esas horas en un bar ¿son para el olvido o para olvidar algo? Sin dudas que al otro día, a los tipos grandes nos cuesta más y es soporífero recuperarse de ciertas noches.


"Dejo a mis ojos ver allí y nada atrapa mi atención. Se me hizo piedra el corazón, respiro igual", aquí está la edad puesta al servicio de una mirada que no encuentra nada llamativo ya en los bares. El cuore ya no se conmueve, ¿o es que se cuida para poder respirar?

Hay desmotivación, uno se ve sentado, contemplando y no mucho más en un bar donde suceden pocas cosas: "Mi furia antigua se licuó y me silenció". Y más para alguien acostumbrado a una noche y bares culturales donde, por ejemplo, Tom Lupo te cuenta que "salíamos todas las noches y todas las noches pasaban cosas culturales".

Canta el Indio: "Media sonrisa y poco más… ningún secreto que cuidar. La cacería terminó, presas no hay". No hay mucho para hacer, ¿hay soledad?, esto que sucede aquí en este lugar genera apenas una mueca, así la cacería terminó, no hay presas para mí.

Sí hay, y no creo que sea despectivo: "Hay pajaritos… Bravos muchachitos. Hay pajaritos... Bravos muchachitos". Aún son bravos los muchachos en los baños de los bares, los pájaros de la noche. Pero ¿ahora "pajaritos" porque el Indio los/nos ve más pequeños? La frase además y desde que se conoció el título de este cuarto cd no escapa a ningún ricotero, remite a una frase muy usada por Solari en la década de los 80', antes de cantar un tema de Los Redondos inédito, Cua Cuá Amén, que este escriba alguna vez ha desmenuzado.

Pero sigamos con Chau Mohicano: "Me convencí de que es mejor y me hizo bien. Estoy curado, ya sané. Me oigo chillar" ¿Hace bien no irse más de bares a cierta edad? ¿De qué está curado: de ese vicio que es la cacería nocturna? En cambio, se ve que ahora, reza la canción, "tengo sueños de ratón y de terraza de hospital". Y sin caer en ladris que quieran explicar los sueños, los ratones son animales pequeños, con quien pocos simpatizan y a quien muchos temen ¿Y lo de terraza? ¡Dame una mano ahí!¿alguien que está en la terraza de un hospital escapó de su internación? ¿Qué hace en una terraza de hospital? ¿Va a saltar???

Ahí viene una pequeña burla a quienes se hacinan en los bares y sótanos oscuros y lugares inseguros como cultura rockera: "Que deliciosa sensación, sofocación". Y ya, "sin desafíos a cumplir, ya sin temor", se jacta de la comodidad de no correr más esa carrera de ganar y competir por la presa, ni temor a las posturas ¡Los bares de ahora -¿o fue siempre así?- son una foto de maniquíes congelados en una postura!

En el final, sospecho que para graficar esa despedida de la cacería de los bares, de la noche, le habla a otras canciones: "Dejé mi hocico más feroz...", ¿no recuerda y refuta aquella época donde tenía el hocico listo y estaba acalorado? Y "...sin mi aliento más bestial", acaso ¿no le habla a aquella "mi aliento ya no espera, no hay fiera en mi colmillo"?

Como sea, hay algo que terminó en Chau Mohicano, hay un adiós, hay un vacío. Así remata la voz cantante la poesía, antes de irse a beber tiempo a otros lugares donde sacia de verdad su sed: "Y con más tiempo que perder, calmé mi sed". Chau Indio.