Metamorfosis es un desafío al oído: en apenas dos escuchas, te vas a encontrar cantando las melodías a lo largo del día, sin parar. Pero si los vas a ver en vivo, la sensación será una adicción al baile, una hipnosis de frases brillantes, coloridas y bien picantes.

Puntuales comenzaron el show que se extendería por una hora y veinte minutos, con el repertorio íntegro de Metamorfosis, su flamante segundo álbum. Para sorpresa de propios y extraños, una de las caras más representativas del grupo, el trompetista Andrés Hynes no estuvo sobre le escenario, debido a un fuerte dolor en su brazo -tendinitis- que le impide ejecutar su instrumento.

Hynes -uno de los músicos que integró primero 12 Monos, para dar lugar a Tapones como proyecto paralelo junto a otros de los integrantes- grabó en 2016, pero al menos por ahora, las presentaciones en vivo lo tendrán a Andrés Ollari (El Bordo, La Big Nant, Jorge Anders Jazz Orchestra, Artistry Bigband) con referencias en la escena del jazz o del mainstream rockero, como primer trompetista. 

Más allá del cambio en los nombres, la sección entera es una aplanadora de baile: no es difícil imaginar destellos brillantes de las bolas de espejitos, decenas de parejas compartiendo el groove de la orquesta y una pista sumergida en el swing de los aplausos a tempo. Lo complicado realmente es quedarse quieto.

El sonido del trombón de Nathan Lane (norteamericano, con estadías bastante duraderas en Buenos Aires) llevó de la mano a una sección que no parece tener puntos flojos: Saxo tenor, saxo barítono, completan la fila de dos trombones y -eventualmente- dos trompetas, ya que Facundo Bainat, por momentos suelta sus cuerdas para hacer vibrar sus labios.

Como cantante invitado, fue muy destacable la actuación de Felipe Herrera, que exhibió un talentoso estilo, reflejado en las voces negras estadounidenses que hicieron grande al género funk a finales des los 60 y los 70. Muy recomendable su primer disco solista, Fértil.

Desde el comienzo, la tuba plateada de Leandro Loos (trombón) estaba apostada al centro del escenario, pero fue recién sobre el final del show que la banda se puso la pilcha 'callejera' y bajó al terreno de los mortales para dar una magistral prueba de 'second line': el tradicional estilo de percusión y bronces que caracteriza la cultura de Nueva Orleans, en el sur de los Estados Unidos, tanto en los funerales como en los carnavales.

Otra aparición estelar fue la de BID, el productor brasileño ex miembro de Funk como le gusta, una de las mayores bandas de funk de Brasil, se subió al escenario para colorear con su Wah Wah las texturas de los argentinos.

Junto a otras bandas como Militantes del Climax -más cerca del hip hop- o Fonky Taxi, Tapones forma parte de una camada de nuevos exponentes del ritmo negro que tanto gusta en los escenarios porteños.

Con la presentación de la verdadera joya que es Metamorfosis, mostraron que en cada show hay mucho baile y fiesta asegurada, una propuesta perfecta para abandonarse al baile que viene de las melodías orgánicas, de las vibraciones verdaderas, esas que transforman las penas en alegrías.

Fotos: Dani Guizzardi