Arrancaron a las puteadas, y es literal: 'Motherfucker' (hijo de puta) marcó los primeros cabeceos y fraseos de la noche, primero en la voz de Roddy Bottum y luego, desde las sombras, en el robótico efecto aplicado al micrófono de Mike Patton.

La cosa se fue poniendo heavy y las primeras mareas de puños en alto comenzaron a girar frente al escenario con 'Be aggresive' y 'Caffeine'. Clásico de clásicos, 'Everything´s ruined' mostró la vigencia de la voz de Patton, que muta de podrida a dulce -y vicerversa- con una versatilidad impresionante, bajo su especie de sombrero árabe.

Entre 'Evidence' y 'Epic', el público celebró los éxitos que ubicaron al grupo californiano como de los que más copias vendió en todo el mundo, desde 1989.

"The Gentle Art of Making Enemies" y el cover (ya casi propio) de los Commoders "Easy" hicieron delirar al público, que pudo descansar de tanto saltar y poguear con el estreno de "Separation Anxiety", canción de "Sol Invictus".

"¿Están listos para una nueva canción?", preguntó Patton antes de comenzar 'Black Friday', uno de los temas que pertenece al nuevo disco.

Uno de últimos estribillos de 'Midlife Crisis' fue entonado íntegramente por un Luna repleto, tanto en gradas como en el sector campo. A continuación, la oscuridad de 'Last Cup of Sorrow' se apoderó de los fanáticos y los efectos que salieron del megáfono rojo de Patton, volvieron a generar la ovación del público.

Previo a tomarse unos minutos de descanso, la versión disco el clásico "Ashes to Ashes" (con bola de espejos bolichera como ambiente) y los demoledores 'Matador' y 'Superhero' .

El cantante se animó a jugar con los sobrenombres latinos que cada músico se ganó a lo largo de la gira: Gould fue "ese puto del bajo", Bordin como "el viejo pervertido que toca la batería" y a él mismo como a "Piñón Fijo".

Los primeros bises fueron 'Cone of Shame', 'Digging the Grave' y 'Just a Man', con un divertido paréntesis emulando a Rick Astley y el estribillo de 'Never Gonna Give You Up'.

Tras un amague final, subieron al escenario por última vez con 'We Care a Lot', del primer disco de la banda y un Bottum molesto con el vaso de plástico en el que le sirvieron su champagne: "¿No tenemos glass?", cuestionó a su producción.

Borrachos de distorsión, de flow noventoso y del poder de su afilado sonido tuvimos que buscar aire en las salidas casi de inmediato, pues tanto calor y electricidad en el aire, obligaban a buscar la helada cerveza que bajara el inolvidable sofocón de rock.

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El quinteto chileno, con el jazz y el rap como pilares fundamentales de su vanguardista estilo, tocó por alrededor de 35 minutos en los que el público pasó del asombro al aplauso frenético.

Desde una oscuridad que interpela al escucha, un trío de jazz (Rhodes, batería y bajo) elabora melodías que un DJ y un MC colorean sin métricas precisas e intentando romper los moldes establecidos.

Próximamente te estaremos contando sobre su búsqueda y los obsequios que enviaron para el Suplemento NO SE.