Erika Michel, de 21 años, fue detenida por la policía del estado mexicano de Baja California, luego de simular un secuestro en donde pretendía probar el amor de su marido.


"La joven raptada confesó que todo había sido una prueba de amor", explicó la jefa de la Subprocuraduría Contra la Delincuencia Organizada en un comunicado.


La mujer, que atravesaba una crisis con su marido, planificó el falso rapto para poner a prueba a su pareja. "Quería ver si me quería", dijo a los policías.


Para llevar adelante su insensato propósito, convenció a cinco personas para que colaboraran con ella en el falso rapto. Sus cómplices se pusieron en contacto con el marido para pedirle 70.000 pesos mexicanos -5.200 dólares- como pago por liberar a Erika. Si bien su marido accedió a pagar el rescate, también realizó la denuncia del secuestro a la policía. De inmediato, el Grupo Antisecuestros se adentró en el caso, organizó un operativo y dio con los cinco presuntos captores.


Una vez en interrogatorio, los detenidos confesaron que la secuestrada se había puesto de acuerdo con ellos porque creía que así arreglaría los problemas con su cónyuge. La propia Erika dio validez al testimonio de sus cómplices, ante la perplejidad del esposo.


Pero no todo salió bien para Érika, ya que la simulación de secuestro es un delito que la Justicia mexicana castiga con sentencias de entre diez y noventa días de cárcel.