El juez de Kansas, Carlos Murguia, dictó sentencia por el asalto a un banco y le dio al acusado la pena que quería evitar: seis meses de arresto domiciliario.

La historia comenzó en septiembre de 2016 cuando Lawrence John Ripple, en ese momento de 70 años, ingresó a la sucursal bancaria, se dirigió al cajero y le dijo: "Tengo un arma, dame el dinero".

El empleado le entregó unos 3000 dólares y el asaltante llegó hasta la recepción y se sentó a esperar a la Policía.

"Soy el hombre que estás buscando", le dijo al primer efectivo en arribar a la escena del crimen.

Más tarde, un agente del FBI contó que Ripple confesó el delito pero dio una extraña justificación: había discutido con su mujer y no quería volver a su casa, por lo que decidió cometer el robo e ir a prisión.

Robó para que lo apresaran y zafar de su esposa y le dieron domiciliaria

Ripple no dudó en declararse culpable, por lo que podría haber sido condenado a pasar 37 meses en una institución penitenciaria.

Sin embargo, su abogado y los fiscales federales pidieron clemencia, por lo que el magistrado decidió una sentencia de seis meses de arresto domiciliario, tres años de libertad vigilada y 50 horas de trabajo comunitario.