No se sabe la fecha ni el lugar concreto del video, pero es realmente un hallazgo: que exista gente tan deshinibida como para dar rienda suelta a su lujuria en medio de miles de personas que disfrutan de un día de rock al aire libre, es sencillamente maravilloso.

Espectadores de lujo fueron los jóvenes que no podía creer lo que veían, aunque el que más disfrutó la escena seguramente fue el vendedor de panchos, que estaba con su carrito a pocos metros.

Primero se rozan, se tocan. Luego, pasan a la fase de acomodarse de la mejor manera para disimular un poco. Sin perder el tiempo, ella se sienta encima, levanta su vestido y acomoda la situación junto a su hombre en pocos segundos.