Daniel Engelbrecht, jugador de los Stuttgarter Kickers de la tercera división alemana, le demostró al mundo que "nada es imposible" tras desafiar a la vida y a la muerte con el único objetivo de hacer lo que más le gusta: jugar al fútbol.

Tras ser sometido a cuatro operaciones en el corazón, el delantero alemán vive con un desfibrilador cardíaco implantado en su pecho. Su historia inspira y es destacada por los medios en todo el continente europeo.

Para tomar dimensión del logro de Engelbrecht, hay que saber que el 21 de julio de 2013 el futbolista pasó uno de los peores momentos de su vida. Aquel día se desvaneció en pleno partido por su problema cardíaco y estuvo cerca de perder la vida en la cancha. Afortunadamente, fue atendido al instante y lograron reanimarlo.

El jugador vio como los médicos le salvaban la vida, pero los exámenes posteriores indicaron graves problemas. Le detectaron una inflamación del músculo cardíaco y un ritmo cardíaco anormal, por lo que tuvo que ser sometido a cuatro operaciones de corazón para que finalmente se le implantara dicho desfibrilador.

Pese a superar tan dramática situación y estar feliz por seguir con vida, el alemán quería volver a jugar al fútbol sea como sea. Para ello no tenía la aprobación de los médicos, quienes le indicaron que no podía volver a jugar. Sin embargo, Engelbrecht no dudó en arriesgar y volvió a entrenar.

Un año y cuatro meses después de estar cerca de perder la vida en un campo de juego, el pasado 22 de noviembre Daniel volvió a jugar por primera vez tras el incidente. Fueron sólo siete minutos, pero el futbolista volvía sentirse completamente vivo gracias al fútbol.

Pero la alegría iba a ser mucho mayor. La vida le tenía preparado un regalo para el pasado sábado. Daniel ingresó desde el banco de suplentes en el minuto 83 del encuentro que su equipo empataba 1 a 1 ante el Wehen Wiesbaden. Como un verdadero premió al esfuerzo, en un contraataque cerca del final Engelbrecht marcó el gol de la victoria de su equipo, para delirio y emoción de todos los presentes.

El futbolista, de 24 años, celebró el tanto junto a sus amigos y compañeros, que tanto lo apoyaron en los últimos 16 meses. "Nada es imposible. Creo que todos están contentos por mi, incluso los adversarios. Este día ha sido un regalo que recordaré siempre y espero volver a vivir otros momentos así", manifestó el alemán al termino del partido.

"Es cierto que tengo miedo. No se me irá nunca. Pero amo demasiado este deporte como para pararme. He vivido un año en el infierno, no puedo estresarme ni cansarme, tengo que llevar una vida de una persona de la tercera edad. Por éso quería volver a jugar a fútbol para vivir esta emoción, la más grande de mi vida", aseguró luego con emoción Daniel Engelbrecht.