Cuando el británico Leo De Watts leía noticias sobre la alta contaminación que afecta a las principales ciudades chinas no pensaba en salvar al planeta sino en cómo hacer dinero con esa información. Y lo primero que se le ocurrió fue cómo trasladar el aire fresco de la campiña inglesa a las poluídas calles chinas. La respuesta fue: en frascos.

Así fue cómo inició un negocio que le está dando sus frutos vendiendo 'aire fresco envasado' a los magnates chinos dispuestos a pagar cerca de 110 dólares por cada uno de estos frascos con aire extranjero.

Tan bien le ha ido a este joven de 27 años que lleva vendidos cerca de 25.000 dólares de 'aire fresco' en los últimos seis meses.