Como resultado de tres explosiones de coches bomba en destacamentos policiales de Turquía, murieron al menos 10 personas, entre ellas siete miembros de las fuerzas de seguridad, y más de 200 civiles resultaron heridos.

Entre la noche del miércoles y este jueves, en el este de Turquía se registraron tres explosiones en supuestos ataques que las autoridades atribuyeron al proscrito Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), sin que esta organización separatista kurda haya aún reivindicado su responsabilidad.

Según informó la agencia turca DHAAl, el más letal de los atentados se dio en la ciudad de Elazig, esta mañana: un coche bomba estalló en un estacionamiento frente a una comisaría, en el centro de la ciudad, dejando como saldo tres efectivos muertos y 150 personas heridas, según informó el gobernador de la provincia, Murat Zorluoglu. Fueron afectadas viviendas en un radio de dos kilómetros, donde estallaron los vidrios de las ventanas.

Una segunda explosión se dio este jueves en la provincia de Bitlis, donde murieron tres soldados y un vigilante, en un ataque con explosivos contra un vehículo militar, según reflejó la agencia de noticias estatal turca Anatolia. Allí se dieron enfrentamientos entre las fuerzas oficiales y los hombres del PKK.

En tanto durante la madrugada, fue detonado un coche bomba accionado a distancia contra la sede policial de Van, cerca de la frontera con Irán. Allí murieron un efectivo y dos civiles, mientras 75 habitantes resultaron con heridas, según un cable de la agencia EFE.

El PKK, que lucha por la independencia del pueblo kurdo en el territorio que comprende partes de Irak, Siria, Irán y Turquía, es un partido político fundado en Turquía en 1978 que desde 1984 fundó su brazo armado. Los kurdos exigen la independencia de las regiones del sureste, donde son mayoría.

Sus atentados contra las fuerzas de seguridad son frecuentes, ya que desde julio de 2015 se rompió una tregua de dos años. El Ejército oficial lleva a cabo una operación masiva contra los separatistas.