Un escándalo de escala mundial sacude al Reino Unido luego de que saliera a la luz el llamado “robo hormiga” del Museo Británico, el cual fue organizado y sostenido durante varios años.

Su director, Hartwig Fischer, debió renunciar por la crisis y la falta de respuestas a países como Grecia, Nigeria y China, y diferentes instituciones, que criticaron la capacidad del Museo de cuidar el patrimonio histórico. 

Incluso, esos países y mientras avanza la investigación de la policía de Londres, exigieron la restitución de diversas piezas a sus países de origen. 

Entre los artículos desaparecidos, había pequeñas piezas no exhibidas de la gigantesca reserva del museo, entre piedras semipreciosas y cristales de colecciones que abarcan desde el siglo XV antes de la era cristiana hasta el siglo XIX. 

El caso estalló la semana pasada, cuando el Museo Británico anunció que se descubrió que artículos de su colección estaban “desaparecidos, robados o dañados” y que un miembro del personal había sido despedido. 

El museo inició acciones legales contra el individuo y la policía está investigando, pero no se han realizado arrestos.