Dos profesores turcos llegaron al día 72 en su huelga de hambre en repudio a las persecuciones ideológicas por las que fueron despedidos  bajo un decreto del estado de emergencia en el que se encuentra Turquía luego del fallido intento de golpe de estado de julio de 2016.

“Me investigaron pero no encontraron ninguna prueba que me relacionase con los gülenistas [partidarios del religioso y opositor político Fethullah Gülen]. Aún así, en enero se me comunicó que había sido despedida”, explica Nuriye Gülmen, profesora universitaria que está en huelga de hambre. “En mi caso, no se me dieron motivos por mi despido, pero creo que tiene que ver con mi participación en huelgas y protestas convocadas por los sindicatos”, planteó Semih Özakça, el otro huelguista. 

La Asociación Médica Turca aseguró que ambos docentes "Están en una etapa crítica de la huelga de hambre. Si no se interviene, hay riesgo de muerte en una semana".

Durante los últimos dos meses, ambos profesores solo han consumido agua con sal y azúcar, así como vitamina B1. Gülmen perdió nueve kilos y Ozakça ha bajado 17. 

Por otro lado ahora Gülmen y Özakça también se enfrentan a los tribunales por “relación con organización terrorista”. “En nuestro país acusar a alguien de terrorista es lo más fácil del mundo”, denuncia Gülmen y agrega: “Quienes están ahora en el Gobierno llevaron a los gülenistas al poder, colaboraron con ellos durante años. Ellos no han sido sometidos a juicio, sino que somos nosotros los que pagamos”.

Senal Sarihan, vicepresidente de la Comisión de Investigación de Derechos Humanos en el Parlamento turco, declaró a Efe que los abusos en los derechos humanos se han extendido bajo el estado de emergencia, impuesto desde el pasado 20 de julio tras el fallido golpe de Estado. Hasta el momento unos 140.000 empleados públicos han sido despedidos mediante decreto, entre ellos, más de 7.000 académicos.