A seis meses del juicio político que golpeó a la democracia de Brasil, Dilma Rousseff dialogó con el periodista Marco Weissheimer de Sul21 y se refirió al estado actual de su país asegurando que "El golpe no terminó". 

Desde su domicilio en Puerto Alegre, la exmandataria se refirió al actual Gobierno y planteó "la cuestión democrática es fundamental para nosotros. Siempre ganamos cuando la democracia se profundiza y perdemos cuando se ve restringida. Lo que va a estar en juego son las elecciones del 2018".

Rousseff aseguró que Luiz Inácio Lula da Silva cumplirá un papel clave y señaló que de cara a esas elecciones "la segunda etapa del golpe puede ser mucho más radicalizada y propensa a la represión. Nuestra misión es la de garantizar el mayor espacio democrático posible, denunciar todas las tentativas de restricción de libertades democráticas y garantizar en el 2018 un proceso que sea construido desde abajo". 

También planteó, en sintonía con el cientista político Aldo Fornazieri,  que "estamos viviendo un proceso de descomposición moral y económica" que afectó a todo Brasil; en especial en lo que respecta a la explotación y producción de crudo como así también en la destrucción de la industria naval de ese país. 

La mandataria se refirió al escandaloso marco político en el que Michel Temer logró que se aprobara el congelamiento del gasto público por los próximos 20 años en el marco de privatizaciones y restricciones de derechos; un Brasil con otro modelo donde comenzó a perder peso geopolítico. 

Para leer la entrevista completa (en portugués) acá