Todo se inició como una investigación sobre un presunto complot terrorista por parte de un soldado del ejército dirigido a altos funcionarios del gobierno alemán.  Sin embargo cuando empezaron a indagar sobre las internas de las fuerzas militares se encontraron con una verdadera amenaza: el nazismo. 

Episodios como los de un auto con la bandera de guerra nazi paseando por un campo de refugiados o chats con soldados vistiendo uniformes de la SS y menciones constantes al saludo de "Heil Hitler" son algunos de los hechos que ya habían provocado molestias en Alemania pero ahora parece ser una trama mucho más amplia de extremistas de derecha en las filas del ejército. 

Puntualmente se están investigando 275 casos de acusaciones de racismo y/o extremismo de los últimos seis años, según indicó el Ministerio de Defensa que se vieron incrementados en el último año y medio; en especial tras la crisis migratoria. 

"En el pasado, los casos individuales siempre fueron examinados, pero no se vio que estos casos fuesen aislados, sino que hay redes y conexiones, también con extremistas en el exterior de las fuerzas armadas", señaló Christine Buchholz, parlamentario del partido de oposición de La Izquierda.

Y agregó: "Ahora es bastante obvio para todo el mundo que este problema ha existido durante mucho tiempo y representa una amenaza inmediata para las personas".  Otra de las críticas son las sanciones que se dieron hasta el momento, por ejemplo un soldado que dio un saludo nazi sólo fue reprendido y no separado de las fuerzas. 

La ministra de Defensa, Ursula von der Leyen, irritó a muchos soldados cuando dijo: "El ejército alemán tiene un problema de actitud y parece que hay debilidades en el liderazgo que debemos abordar sistemáticamente". Aunque más tarde, tras las críticas, salió a aclarar que los soldados hacen un "trabajo excepcional", y la canciller, Angela Merkel, declaró su "apoyo total" para la ministra.