El escenario para hablar de lo ocurrido y tratar de blanquear su imagen, deteriorada después de correr atrás de una primicia y cometer un error imperdonable hablando de la enfermedad de Wanda Nara cuando no se sabía nada, fue el estudio de Mariana Fabbiani.

Sabiendo que ahí juega de local, que no va a tener que responder preguntas incómodas y puede darse el lujo de continuar con su personaje de hombre despiadado -casualmente cuando llega el tiempo de elecciones y su perfil de sicario antiperonista le suele rendir sus frutos- devolviéndole a la Negra Vernaci onde sabe que duele.