Una vez más se confirma que el mito de la venganza de los mozos es una realidad. Que no conviene quejarse de mala manera por cómo viene el plato y pedir que lo arreglen porque en la cocina pueden pasar las peores cosas.

Esteban Lamothe contó que fue mozo durante diez años del restaurante La Caballeriza de Puerto Madero donde aprendió el oficio -como lo demostró al levantar el pedido de la Mesa de Juana Viale- y contó una anécdota escatológica.