“A prueba y error”. Ser presidente de Boca, no es lo mismo que ser presidente argentino. Primero falló “el bambino” Veira, luego fracasó Bilardo, el regreso de Maradona no lo halagó, por fin y “de ultima” llegó Carlitos Bianchi que le sacó las papas del fuego. Es un estilo, el estilo del presidente Macri.

Recuerde también que desde la dimisión del Vicepresidente Carlos Álvarez (octubre de 2000), hasta la renuncia del presidente Fernando De la Rua (diciembre de 2001), la profundización del ajuste-como el que se viene-, los cambios de ministros del área económica-como los recién realizados-, dieron cuenta de la magnitud y velocidad de los acontecimientos que pueden devenir en crisis.

En 2001, el otorgamiento de facultades del Congreso al ministro de economía, resultó en un desplazamiento de poder desde la política, hacia Cavallo y los organismos multilaterales de crédito. Fue en ese escenario que el gobierno hizo énfasis en apurar normativas locales-como las que hoy ya se predican: “reforma fiscal en puerta”-, para responder a las exigencias de las instituciones que eventualmente otorgarían apoyo. Esperemos que eso nunca suceda. Porque en Octubre de 2001, después de lograr todo lo solicitado, el FMI rehuyó su obligación de prestamista de última instancia, dejando a Cavallo solo y en llamas.

Las recomendaciones del FMI y las medidas en esa dirección, condujeron a la Argentina al desenlace de la crisis financiera. Este proceder de “delegar a la suerte”, ya ha dado cuenta de las consecuencias que conlleva  transferir el poder político y naturalizar la dominancia financiera. Macri con 45 días de vacaciones luce extenuado, y esta “delegando a la suerte” como lo hizo en la C.A.B.A. y en Boca. Puede ser que no hay dos sin tres; pero tal vez la tercera sea la vencida.

Un trimestre antes del estallido social de 2001 se daba un debate sobre las políticas a implementar entre los sectores afines-como ahora se dio-; estaban quienes señalaban la conveniencia de mantener vigente el rumbo y los que pretendían escalar el ajuste fiscal. Ayer y hoy ganaron los profundizadores del ajuste.

En algunos casos, reconstruir e identificar los actores involucrados en la crisis de 2001, nos conducirá a las mismas personas, pero además, ahora nos recuerda el rol de Domingo Cavallo. Nuevamente el fenómeno de desplazar el poder político y ponerlo en manos de funcionarios subordinados a los centros de poder financiero internacional. Ayer fue Domingo Cavallo, hoy es Federico Sturzenegger-quien en 2001, era Director de Política Económica de Cavallo-. (Por otra parte digamos que el actual ministro de Hacienda también fue funcionario de Fernando De la Rua).

A esta altura del artículo, sería pertinente plantearle a un académico esta pregunta de investigación:

-¿En que medida, la cesión del poder político a la dominancia financiera, tuvo incidencia en devenir de la crisis de 2001?-