En medio de la caída abrupta del consumo, y como efecto de los ‘Precios transparentes’ implementado por el Gobierno para eliminar las cuotas sin interés, las compras con tarjetas de crédito cayeron 6,8 por ciento en lo que va del año.

La caída de préstamos con tarjetas en términos reales en realidad fue mayor si se lo ajusta por inflación, al considerar que en los primeros seis meses del año el nuevo IPC Nacional avanzó 11,8 por ciento, según informó Ámbito.com.

De acuerdo con los datos del Informe Monetario del Banco Central, desde que arrancó el año y hasta el 17 de julio último, el stock de financiamiento con los plásticos emitidos por bancos públicos y privados bajó 6,8 por ciento a 221.127 millones de pesos.

Al respecto, el economista Amilcar Collante, miembro del Centro de Estudios Económicos del Sur (Cesur), citado por NA, explicó que la abrupta caída de las ventas con tarjeta de crédito comenzó a partir de la implementación del programa ‘Precios Transparentes’, lanzado por el Gobierno en febrero pasado, que, entre uno de sus objetivos, había prohibido a los comerciantes ofrecer “cuotas sin interés”, aunque luego tuvo que dar marcha atrás en marzo debido al impacto negativo que había tenido.

"Al ver el Costo Financiero Total, los consumidores lo piensan más y esquivan pagar altos intereses, y así, posponen consumos", agregó el economista al ser consultado sobre la causa que habría incidido en la caída de las ventas con tarjeta, y añadió: "También las personas que estaban muy endeudadas a través de sus tarjetas de crédito comenzaron a desendeudarse ante la incertidumbre económica y también, como pasada cada dos años, por el clima electoral".

Del mismo modo, Collante apuntó que se debe tener en cuenta que la tasa de interés de las tarjetas de crédito sigue "muy alta", en torno al 42 y 44 por ciento para quienes sólo pagan el mínimo porque sus economías personales o familiares presentan dificultades.

De acuerdo con Ámbito.com, el stock de crédito con plásticos bancarios había crecido casi 28 por ciento el año pasado, lo que significó una caída del 9 por ciento en términos reales frente a una inflación anual del 41 por ciento, según la dirección de Estadísticas de la Ciudad de Buenos Aires.