Sucede como consecuencia del blanqueo: los bancos locales exportaron dólares físicos a los Estados Unidos.

El proceso, en realidad -tal explica una nota de El Cronista-, es técnicamente una digitalización de las divisas que estaban en los colchones de los ahorristas y que ingresaron al sistema formal durante el primer tramo del blanqueo, el destinado a dinero en efectivo en el país. Como los bancos no encuentran utilidad alguna en tener bolsas llenas de papeles, las cambian por dinero electrónico que se deposita en cuentas del Banco Central (BCRA) en el exterior.

La primera exportación completa concluyó el viernes pasado, las reservas sumaron u$s 262 millones de los cuales, aunque fuentes oficiales no pudieron precisar la cifra, la mayor parte eran dólares del blanqueo que viajaron a los Estados Unidos y se transformaron en tenencias electrónicas del BCRA.

Así, las reservas llegaron ayer a los u$s 37.594 millones, suben u$s 12.031 millones en el año y u$s 7692 millones desde fines de septiembre.

Es que el dinero físico tiene muy poca utilidad: una parte se puede usar para las necesidades de las sucursales o para algún cliente que hace una operación inmobiliaria en efectivo, pero eso es muy poco dinero.

Lo que queda se acumula en bóvedas y no puede ser utilizado para destinar a activos en dólares ni colocar en préstamos al sector privado o, como se permitió recientemente, a la suscripción de emisiones de deuda del Tesoro.

Para los bancos involucrados es almacenar un bien con costos logísticos y rendimiento cero.