La final de la Champions entre dos equipos ingleses volvió a mostrar lo mismo que en los partidos anteriores: un Chelsea práctico que no teme en pelearle la pelota al Manchester City en toda la cancha y que no se hipnotiza ate la posesión de balón de su rival y se cierra sobre su arco de manera inexpugnable.

El triunfo 1 a 0 de los Blues recrudecieron las críticas al entrenador catalán que no consigue triunfar en la principal competición europea desde hace diez años.

Y los hinchas del City le recriminaron su formación de arranque, sin Fernandinho y Rodri, dos baluartes infaltables que se hicieron sentir por su falta en la media cancha celeste.