Un verdadero partidazo del que hablaremos por largo tiempo. Se reencontraban acaso dos de los equipos que mejor se adaptan a las últimas instancias en la competición más importante del viejo continente: después del 1-0 que los dirigidos por Simeone consiguieron en su casa, gracias al gol 'messiánico' de Saúl, apostaban por golpear de contrataque al poderoso conjunto alemán, que sabe bastante sobre dar vuelta resultados, pero que esta vez se quedó con las manos vacías a pesar de haber vencido 2-1 en la vuelta.

En el  primer tiempo, el juego se había vuelto complejo para los españoles con la apertura en el marcador en los pies de Xabi Alonso, gracias a una falta del argentino Augusto Fernández: vimos cómo Müller se peleaba con el volante ex Celta para conseguir su posición en la barrera, justamente el espacio por donde termina pasando el balón impulsado por el número 14 local, que venció a Oblak con un rebote incluido. Al Cholo se le llenaba la cabeza de preguntas...

Si algo extraño podía llegar a pasar, era que semejantes nombres propios de la definición como Müller y Niño Torres fueran a fallar sus penales. Los que se pusieron el traje de héroes fueron Oblak y Neuer que adivinaron en ambos casos, uno cuando los locales podrían haber abierto una brecha importante y el otro cuando los visitantes podrían haber asegurado el resultado, casi en el final.

En la segunda parte, cuando los alemanes iban con todo y metían en su campo al 'colchonero', una contra perfecta y letal cambió el rumbo del partido: luego de un despeje en el fondo, una jugada a puro toque dejó al francés Griezmann con pelota y campo para correr. El delantero no desaprovechó la oportunidad, picó con velocidad y definió ante la salida de Neuer, ajustado contra el palo, en una conquista clave para lograr el pasaje a la final del campeonato europeo.

Con el Bayern obligado a convertir dos goles más, el equipo del Cholo reforzó la idea de refugiarse en su campo e hizo de todo para evitar que marcaran los de camiseta roja. Cuando quedaban 17 minutos de tiempo reglamentario, el goleador Lewandowski gritó presente y concretó un centro que el chileno Vidal ya había bajado también de cabeza, y así cumplieron con esa máxima casi ineludible, la que reza que dos cabezazos en el área son gol. Con el 2-1, y un buen rato por jugar, la hazaña de los teutones parecía cercana, sobre todo por la positiva historia que este -casi mítico- equipo tiene en dar vuelta resultados adversos.

Sin embargo, el milagro no fue. De hecho, los españoles estuvieron a punto de bajar la persiana del resultado un poquito antes del pitazo final: Torres logró escaparse en una contra y el referí cobró una falta (polémica) dentro del área penal, aunque para muchos en realidad ocurrió afuera del espacio que encierra la línea de cal. El propio 'Niño' tomó la responsabilidad de lo que iba a ser el segundo gol de visitante y la obligación para sus rivales de marcar por duplicado, pero no. El rubio delantero referente del Aleti patió con poca convicción y el 1 alemán tapó su disparo.

Lo que siguió fue puro nervio, con los españoles alejando el balón de su área y los alemanes tratando de quebrar una barrera irrompible construida  por la táctica del Cholo. Oblak volvió a mostrar que su actuación vale bastante dentro de esta conquista, tapando agónicos intentos de los dirigidos por Pep. Con puro dramatismo, el pitido final se escuchó y se desató la alegría del Atlético. Otro pedazo de historia, con la firma del Cholo Simeone.