Sulley Muntari, ex Milán y mundialista con la selección de Ghana, pidió más respeto al público y también al árbitro. Pero encontró más gritos, silbidos y una amonestación como respuesta. Entonces, indignado, decidió irse de la cancha.

Sucedió en el partido de su equipo, el Pescara, frente a Cagliari. "Estuvieron haciendo cánticos contra mí desde el comienzo", explicó Muntari en zona de vestuarios.

"En el primer tiempo vi que había algunos niños en el grupo, así que me dirigí a sus padres y les regalé mi camiseta, para poner un buen ejemplo", confió.

Y explicó, con visible indignación: "Los gritos siguieron después con otro grupo de fanáticos. Traté de razonar con ellos, pero el árbitro me dijo que debía olvidarme de eso. Fue entonces cuando me disgusté, porque en vez de parar el partido, decidió castigarme".

El árbitro Daniele Minelli ni sus asistentes atendieron su reclamo y en el último minuto, tras la amarilla, el mediocampista de 32 años se fue de la cancha, dejando a su equipo con 10 hombres en tiempo de descuento.

"Los fanáticos estuvieron mal, pero el árbitro tenía que actuar de un modo distinto, sin acusarme de causar el problema", dijo el ex jugador de Portsmouth. "¿Qué se supone que tengo que hacer? ¿Quedarme parado y que todo siga así? Eso sería un mal ejemplo. Hay que terminar con esto. Si los árbitros pararan los partidos, estoy convencido de que estas cosas no sucederían más", razonó Muntari. 

Y recibió el apoyo de su entrenador, Zdenek Zeman: "le pidió intervención, ejerció su derecho".