En época de Mundial, todo vale para alentar a la selección. Los ateos rezan, los creyentes insultan a Dios. Y en el caso de México, el pueblo se reencuentra con su origen Maya y apelan a la brujería mística.

Con la Brazuca en mano (la pelota del Mundial), un brujo maya busca enviar energía a la selección tricolor para que su equipo llegue a levantar la deseada Copa.

México nunca ganó la máxima competencia internacional. Por lo que parece díficil que alcance con la magia maya. Sin embargo, si la selección logra pasar de cuartos, todos van a hablar del encanto maya.