Tras un aburrido empate 0-0 en los 90 minutos reglamentarios, más los 30 del suplementario, Chile y Portugal definieron el pase a la final de la Copa Confederaciones a través de los tiros desde el punto de penal.

Allí, Claudio Bravo fue el gran héroe al atajar los tres penales que ejecutó el campeón de Europa. Así, el conjunto trasandino se metió en la final.