La historia de esta agrupación se asemeja a lo que pasó con los artistas cubanos y aquella proeza filmada por el director de cine Wim Wenders, que en los 90 reunió a los músicos de la edad de oro de la música cubana, por aquel entonces, olvidados y alejados de los escenarios. 

La esencia de Buena Vista Social Club reside en este proyecto peruano que gira por el mundo desde 2012, en el que músicos de las agrupaciones que brillaron a fines de los 60 y los 70 para crear el sonido de la cumbia psicotropical, se reunieron para volver a interpretar un compilado de aquellas gemas, de esa música con fuerte raíz latinoamericana. 

Los Hijos del Sol, Los Mirlos, Los Diablos Rojos, Los Destellos, Beta 5 y Juaneco y Su Combo son algunos de los grupos que recuperaron su vigencia con el compilado Roots of Chicha, el álbum compilatorio que recuperó lo mejor de la cumbia amazónica en 2007.

"Un pionero fue el guitarrista Enrique Bravo, que tocaba música criolla y valses. Era un buen ejecutante joven de ese tiempo y una de las discográficas le pidió hacer una producción de cumbia. En vez de usar el arpa, usó la guitarra eléctrica. Primeramente fue instrumental y hasta mezclaba en la eléctrica el sonido del arpa y la música clásica al modo tropical como hizo con 'Para Elisa'. De ahí en más, ésa fue la onda que captó a la juventud", recordó el bajista Manuel Pecho en una entrevista con La Nación, acerca de esa mítica versión presente en The Roots of Chicha.

En 2012 a partir de una convocatoria del Festival Selvámonos en la Amazonia peruana, ser armó el seleccionado: "Armaron un seleccionado de los 70 y nosotros al final nos entusiasmamos; reencontrarnos y hacer la música que hemos grabado fue muy bueno. Gustó porque era una música conocida pero tocada por los mismos músicos de aquella época. Eso le dio otro lugar", explicó Pecho sobre el resurgimiento.

Los Cumbia All Stars formaron parte de aquel movimiento rupturista, en el que las guitarras distorsionadas renovaron la música tropical de la época. El cantante Lucho Carrillo, los guitarristas Lucho Reyes y  Cesar Nicho, el ya mencionado Pecho, el baterista Dante Reyes junto a Ernesto “Sanguito” Cadenas en las congas y Héctor “Chiquito” Mattos en el bongó, llegaron finalmente a Buenos Aires después de recorrer casi toda Europa y medio oriente.

Aunque no fueron los muchos los que se quedaron después de las Kumbia Queers y Grupo Cubillas -por eso consideré importante escribir sobre la importancia histórica de estos señores- resulta impresionante ver a esta gente sacar a pasear su swing y su groove con tal sencillez, con tal desparpajo.

Sonaron clásicos del género como Cariñito, Elsa, Bonita pero Mentirosa, Aguanile (de Willy Colón y Héctor Lavoe) Don José, La danza de los Mirlos, entre otros. Cada uno fue una explosión a todo sonido y color: desde las guitarras brillando con melodías andinas, pasando por la variada sección rítmica -alternándose el protagonismo por trayectos- hasta la incansable e invariable base cumbiera: una vez que te tomaba el cuerpo, no te podías escapar.