Su nombre era Marcos Ribak Schatz, pero con su seudónimo Andrés Rivera  firmó obras clave de la literatura argentina, como “La revolución es un sueño eterno”, "Ese Manco Paz" y “El farmer”-  sobre los últimos años de Juan Manuel de Rosas- que lo ubicaron en lo más alto del ámbito cultural local. 

Hijo de inmigrantes polacos y ucranianos, Rivera nació hace 88 años en Villa Crespo y se formó al calor de una familia obrera que definió su militancia. Al igual que su padre comulgó con el comunismo y esa pasión política se plasmó en sus textos.  

“Uno se forja sueños e ideales que pocas veces tienen que ver con la realidad. Vivimos en una época en la que el universo de la revolución está en retirada. Yo fui militante de una organización que se suponía revolucionaria. Me expulsaron e ingresé a otra que en su momento se definió como chinoista. Y hoy es un sello. Tengo poca información de lo que hacen hoy los comunistas en el plano sindical. Pero debe ser bastante triste”, señaló Rivera como recuerda Revista Sudestada

Rivera buceó la historia argentina siempre desde una perspectiva crítica, su último libro "Kadish" fue publicado en 2011 y apunta a la "memoria selectiva" que atraviesa otra vez Arturo Reedson y a los acontecimientos históricos. 

Él se definía como “un escritor argentino, que nació en Buenos Aires” y que según confesó en sus últimos años se había vuelto “un adicto a la televisión”, en especial le gustaba escuchar entrevistas y aprender: “advierto cuán invadidos están por una autoestima que no se merecen, que se la adjudican ellos mismos. Y de eso también aprendo. No hay que hablar tanto de uno mismo”.