Luego de la muerte, en abril de 2009, de Michael Jackson tuvo lugar una subasta en la que se empezó a develar un poco más el extraño mundo que habitaba uno de los reyes del pop. 

Su rancho de Neverland siempre había sido un misterio de fascinación para muchos que se empezó a ver empañado con las denuncias por pedofilia y acoso. Vestuario, joyas, sus famosos guantes, esculturas antiguas y modernas fueron algunos de los elementos que salieron a la venta. 

Entre los extraños elementos hallados había una estatua de él como Batman, un carrito de golf con una pintura de Jackson como Peter Pan y cientos de óleos que lo mostraban como un caballero o una especie de semidios que no hacían que aumentar su perturbada vanidad. Coloridos y enormes cuadros que llegó a pagar hasta 150 mil dólares. 

Leon Jones, Ralph Wolfe Cowan, Nate Giorgio, Céline Lavail, y  David Nordahl  son algunos de los pintores que accedieron a trabajar para el excéntrico artista y seguir sus deseos de representación pictórica. Finalmente fue Nordahl quien pasó a ser el pintor personal de Jackson a partir de 1988, acompañándolo en giras hasta convertirse en íntimos- compartiendo momentos familiares-  mientras el cantante lo llamaba "mi artista vivo preferido". 

En cambio Cowan solo trabajó para Jackson durante un breve tiempo: "Él vivía en un mundo de fantasía y si no le gustaba algo sentías que él podía decapitarte. Aunque la decapitación podía ser que solo dejara de llamarte". 

Lo cierto es que desde muy pequeño Jackson sentía aversión por su imagen y trataba- como lo demuestran sus extremos cambios físicos- verse reflejado en un espejo que no era otro que su fantasía o extrañas pinturas con el espíritu de ser un Rey.