"Hacía ya muchos años que no existía para mí de Combray más que el escenario y el drama del momento de acostarme, cuando un día de invierno, al volver a casa, mi madre, viendo que yo tenía frío, me propuso que tomara, en contra de mi costumbre, una taza de té. Primero dije que no, pero luego, sin saber por qué, volví de mi acuerdo. Mandó mi madre por uno de esos bollos, cortos y abultados, que llaman magdalenas, que parece que tienen por molde una valva de concha de peregrino. Y muy pronto, abrumado por el triste día que había pasado y por la perspectiva de otro tan melancólico por venir, me llevé a los labios unas cucharadas de té en el que había echado un trozo de magdalena. Pero en el mismo instante en que aquel trago, con las migas del bollo, tocó mi paladar, me estremecí, fija mi atención en algo extraordinario que ocurría en mi interior. Un placer delicioso me invadió, me aisló, sin noción de lo que lo causaba. Y él me convirtió las vicisitudes de la vida en indiferentes, sus desastres en inofensivos y su brevedad en ilusoria, todo del mismo modo que opera el amor, llenándose de una esencia preciosa; pero, mejor dicho, esa esencia no es que estuviera en mí, es que era yo mismo"

(Por el camino de Swann. Traducción de Pedro Salinas publicada por Editorial Alianza)

Así comienza el primero de los libros, de los siete, que conforman En busca del tiempo perdido,  la obra monumental de Marcel Proust (1871-1922).

La editorial Éditions des Saint-Pères pondrá a la venta los manuscritos de ese proceso creativo en el que pueden observarse las dudas del novelista. Sus famosas magdalenas parece que antes fueron tostadas (con miel), galletas duras hasta finalmente llegar a "ese placer delicioso que lo invadió" entre el té y el bollo dulce.

Los cuadernos Moleskine que usaba Proust

Proust es considerado uno de los autores más influyentes del siglo XX y su importancia excede el mundo de la literatura alcanzando lo cotidiano; como cuando se utiliza la expresión francesa la "magdalena de Proust" para referirse a una señal sensorial provocada por un recuerdo generalmente agradable.

Fuente: El País. Cultura.