Brascó, multifuncional periodista que solía llevar moño en su indumentaria y cuestionaba el "macaneo" sobre los paladares del vino, murió de un paro cardiorrespiratorio en su casa la mañana de este sábado.

Nació el 14 de septiembre de 1926 en Sastre, provincia de Santa Fé y vivió hasta los doce años en Puerto Santa Cruz, en la Patagonia.

Desde mediados de la década del 70 y el principio de la década del 80 fue Director Editorial de la revista Diners, Ego y Status, donde mezcló el erotismo y la buena comida en crónicas fotográficas y relatos escritos con su particular estilo, plagado de imaginación y humorismo, e ilustrados por sus característicos dibujos.

Fue secretario del selecto club Epicure en el Hotel Plaza durante 15 años, amigo del Gato Dumas, Astor Piazzolla, Julio Cortázar y vivió en Perú, Suecia, Holanda y España, además de Argentina.

El Crítico era considerado uno de los mayores expertos en vinos de Argentina y publicó diferentes escritos con los secretos de esta bebida.

En su vasta carrera, que le valió en 1984 el Diploma al Mérito Konex de los Premio Konex en el rubro Literatura de Humor, figuran Raíz Desnuda (1946); Las Tribulaciones del amor (1961); La máquina del mundo (1964); Quejido Guacho - novela  (1999); Pasarla Bien  (2006) y su última novela, El Prisionero (2012). En los últimos años se desempeñó como columnista de La Nación Revista.

Pero no sólo participó en medios gráficos. Brascó también realizó un programa de radio con Miguel Ángel Merellano y un programa de TV con Fabricio Portelli, además de participar en el canal Gourmet con comentarios cortos, en donde contaba anécdotas con vinos y lugares famosos donde se cosecha la vid.