Eloísa tiene una sonrisa permanente, es una mujer bella que no tiene pudor en mirar a cámara y hablar del amor. Hay muchas preguntas, y varias respuestas. Un documental que traza historias pero sin quedar atrapado en la cuestión meramente romántica.

Hay literatura y clásicos desde Romeo y Julieta, Heloise y Abelard en Paris, La Maga y Oliveira de Cortázar. Pero también, y en esto radica la mayor riqueza de El objeto de mi amor,  hay una realidad palpable a través de las historias de Ariadna y Georges un matrimonio entre una argentina y un libanés que atravesó guerras, prisión y la distancia. La historia de Laura y Juan,  dos viajeros marcados por un libro y una estación de subte, y la de Silvina y Andrea dos amazonas luchadoras por el matrimonio igualitario y los derechos de sus tres hijos.

Con momentos tiernos, humor y atmósferas más reflexivas, este documental permite jugar con transiciones que tocan la ficción para fluir en el sentimiento de su protagonista.

Conversamos con los directores y productores de El objeto de mi amor en una charla donde ellos también dejan aflorar sus sentimientos.

DR-  ¿Cómo surgió el proyecto de la película? ¿Cómo fue el proceso de producción? ¿Había un guión cerrado o se fue abriendo durante la filmación?
Eloísa Tarruella (ET)-  “El objeto de mi amor” surgió por varios motivos y causalidades. El primero fue la necesidad de hablar sobre un sentimiento universal. El amor es lo que nos mantiene vivos, y a su vez es uno de los mayores misterios. Otro disparador fue que yo había dirigido una obra teatral “Amorar” donde se hablaba de los objetos personales de los personajes como símbolo del amor. Cada objeto contiene una historia, en cada historia hay un objeto significante. A partir de esta premisa, fuimos encontrando las historias reales y también las míticas/literarias que terminaron construyendo este docu-ficción.
Gato Martínez Canto (GMC)- Fue una película con mucho corazón (risas). El contenido extra, que hizo que su realización fuese por demás extraordinaria, fue la llegada de nuestra hija Luna. Con ella debutamos como padres y como padres también en rodaje. Desde el punto de vista de la producción hubo una revolución. Pensar que estuvimos casi un mes grabando en Europa, con la gorda, los pañales y el carrito a cuestas, sin ningún inconveniente, me hace pensar que la película tiene una “buena luna”. Contamos con mucha ayuda de nuestros padres, que debutaron también como abuelos. Fueron contenedores, nos acompañaron en rodajes, tanto en Argentina como a través del Atlántico. La epopeya de producción fue, definitivamente, Luna, la beba más linda y tierna del universo (Risas).
ET-  Hubo mucho trabajo de estructura sobre el guión. Si bien tiene grandes partes que son documentales, la trama de ficción que mantiene el personaje que interpreto es la que une las historias. Antes de comenzar a rodar teníamos el esqueleto de hacia dónde íbamos, luego, en el proceso de rodaje se hicieron algunos cambios, pero no significativos.
DR- ¿Qué historia de todas las que cuentan les impactó más?
ET-  De las historias de amor reales, me impactaron algunos aspectos de las tres parejas. Ariadna y Georges (libanés), me asombró la epopeya que vivieron para estar juntos a pesar de la distancia. De Andrea y Silvina, su lucha y el coraje. De Laura y Juan, me asombra como se  fueron enamoraron sin haberse conocido sino a través de las palabras del libro de Juan y de los sueños premonitorios de Laura. Por supuesto, también me moviliza mucho el momento en que mi personaje transita el camino que realizaba “La Maga y Oliveira” (personajes del libro “Rayuela” de Cortázar) hacia el Puente de las Artes en Paris.
GMC-  Dentro de la larga investigación que realizamos para encontrar las historias, nos dimos cuenta que las parejas y los relatos que encontramos en el documental iban emergiendo por sÍ solos. Cada una de estas historias tenía luz propia, se destacaban del resto. Me es imposible elegir entre una de las tres. De hecho, más allá de todo el trabajo que nos dió la estructuración de la narrativa, las piezas fueron encajando a medida que avanzábamos y trabajábamos el guión. Estas historias, junto con los amores míticos, literarios y ficcionales presentes, danzaban y fluían.
DR- El amor es algo fluído, difícil de definir o precisar... ¿Por qué la necesidad de pedirle a cada integrante de las historias de amor que cuentan que elija un "objeto"?
GMC-  Sin ponernos filosóficos, hay también una “objetivación” amor en estos tiempos que nos toca vivir. La primera pregunta que se escucha al arranque de la película es: “¿qué es el amor?”. Con la crisis de lo que entendemos como “modernidad”, esos grandes relatos que nos supieron estructurar, llámense la clase, la patria o, precisamente, el “amor”, tienen poco lugar en la vorágine de la cotidianeidad. Preguntarse por “El objeto de mi amor”, jugando con la significación del sentido, justificación o finalidad (como si el amor lo tuviese que tener), nos hace ver que el sentido que le damos a las cosas es un sentido muy propio, construido y en construcción. Y que si esa construcción se traslada al ese objeto real y concreto, pero simbólicamente objeto del “amor” que se vive, termina siendo para las parejas de la película un objeto que ayudo a construir su historia y que significa en su presente. Qué brinda un anclaje y ayuda a pensar en una definición personal. Por ejemplo, a mi me gusta definir al amor, como una fuerza revolucionaria como no hay otra en la humanidad.
ET-   En la película los objetos se presentan como una metáfora y se convierten en personajes también. No definen algo en concreto, sino que son una entidad poética que refleja aspectos fundamentales en la vida de estas parejas. A través del objeto elegido, podemos acercarnos más… La pregunta funciona como disparador, no cierra sino que abre más caminos movilizadores…
DR- Ustedes son pareja en la vida real, así que es imposible no preguntarles: ¿Cuál es el objeto que los une?
ET-  Siempre que hablamos de cuál es nuestro objeto, los dos pensamos en nuestros anillos de casamiento. Pertenecieron a los bisabuelos de Gato y él los mantuvo guardados hasta el momento de proponerme que me case con él. No me olvido más de ese momento cuando me dijo que iba a hacerme una pregunta y que la iba a ser una sola vez en la vida. Y tomó una cajita de terciopelo roja donde estaban los anillos.
GMC-  Quería que la propuesta fuese un día que no nos pudiéramos olvidar, por eso le pedí casamiento el día del Bicentenario (Risas). Me acuerdo que ese día le dolía la muela. Fuimos a a desayunar a un restaurant de Boedo. Y si, cómo dice Elo, saqué la cajita donde estaban los anillos que tenía guardados desde los 11 años, que me había dado mi abuela. Y si le dije a Elo que era una pregunta que iba a hacer una sola vez en la vida. Pero lo que Elo no cuenta, es que también le dije que esperaba un sí como respuesta.
Ciertamente el amor es un tema que nunca pasa de moda, y este documental con toques de ficción no deja de rendirle homenaje al sentimiento que siempre nos atraviesa.

DR-  ¿Cómo surgió el proyecto de la película? ¿Cómo fue el proceso de producción? ¿Había un guión cerrado o se fue abriendo durante la filmación?

Eloísa Tarruella (ET)- “El objeto de mi amor” surgió por varios motivos y causalidades. El primero fue la necesidad de hablar sobre un sentimiento universal. El amor es lo que nos mantiene vivos, y a su vez es uno de los mayores misterios. Otro disparador fue que yo había dirigido una obra teatral “Amorar” donde se hablaba de los objetos personales de los personajes como símbolo del amor. Cada objeto contiene una historia, en cada historia hay un objeto significante. A partir de esta premisa, fuimos encontrando las historias reales y también las míticas/literarias que terminaron construyendo este docu-ficción.

Gato Martínez Canto (GMC)- Fue una película con mucho corazón (risas). El contenido extra, que hizo que su realización fuese por demás extraordinaria, fue la llegada de nuestra hija Luna. Con ella debutamos como padres y como padres también en rodaje. Desde el punto de vista de la producción hubo una revolución. Pensar que estuvimos casi un mes grabando en Europa, con la gorda, los pañales y el carrito a cuestas, sin ningún inconveniente, me hace pensar que la película tiene una “buena luna”. Contamos con mucha ayuda de nuestros padres, que debutaron también como abuelos. Fueron contenedores, nos acompañaron en rodajes, tanto en Argentina como a través del Atlántico. La epopeya de producción fue, definitivamente, Luna, la beba más linda y tierna del universo (Risas).

ET- Hubo mucho trabajo de estructura sobre el guión. Si bien tiene grandes partes que son documentales, la trama de ficción que mantiene el personaje que interpreto es la que une las historias. Antes de comenzar a rodar teníamos el esqueleto de hacia dónde íbamos, luego, en el proceso de rodaje se hicieron algunos cambios, pero no significativos.

DR- ¿Qué historia de todas las que cuentan les impactó más?

ET- De las historias de amor reales, me impactaron algunos aspectos de las tres parejas. Ariadna y Georges (libanés), me asombró la epopeya que vivieron para estar juntos a pesar de la distancia. De Andrea y Silvina, su lucha y el coraje. De Laura y Juan, me asombra como se  fueron enamoraron sin haberse conocido sino a través de las palabras del libro de Juan y de los sueños premonitorios de Laura. Por supuesto, también me moviliza mucho el momento en que mi personaje transita el camino que realizaba “La Maga y Oliveira” (personajes del libro “Rayuela” de Cortázar) hacia el Puente de las Artes en Paris.

GMC- Dentro de la larga investigación que realizamos para encontrar las historias, nos dimos cuenta que las parejas y los relatos que encontramos en el documental iban emergiendo por sÍ solos. Cada una de estas historias tenía luz propia, se destacaban del resto. Me es imposible elegir entre una de las tres. De hecho, más allá de todo el trabajo que nos dió la estructuración de la narrativa, las piezas fueron encajando a medida que avanzábamos y trabajábamos el guión. Estas historias, junto con los amores míticos, literarios y ficcionales presentes, danzaban y fluían.

DR- El amor es algo fluído, difícil de definir o precisar... ¿Por qué la necesidad de pedirle a cada integrante de las historias de amor que cuentan que elija un "objeto"?

GMC- Sin ponernos filosóficos, hay también una “objetivación” amor en estos tiempos que nos toca vivir. La primera pregunta que se escucha al arranque de la película es: “¿qué es el amor?”. Con la crisis de lo que entendemos como “modernidad”, esos grandes relatos que nos supieron estructurar, llámense la clase, la patria o, precisamente, el “amor”, tienen poco lugar en la vorágine de la cotidianeidad. Preguntarse por “El objeto de mi amor”, jugando con la significación del sentido, justificación o finalidad (como si el amor lo tuviese que tener), nos hace ver que el sentido que le damos a las cosas es un sentido muy propio, construido y en construcción. Y que si esa construcción se traslada al ese objeto real y concreto, pero simbólicamente objeto del “amor” que se vive, termina siendo para las parejas de la película un objeto que ayudo a construir su historia y que significa en su presente. Qué brinda un anclaje y ayuda a pensar en una definición personal. Por ejemplo, a mi me gusta definir al amor, como una fuerza revolucionaria como no hay otra en la humanidad.

ET- En la película los objetos se presentan como una metáfora y se convierten en personajes también. No definen algo en concreto, sino que son una entidad poética que refleja aspectos fundamentales en la vida de estas parejas. A través del objeto elegido, podemos acercarnos más… La pregunta funciona como disparador, no cierra sino que abre más caminos movilizadores…

DR- Ustedes son pareja en la vida real, así que es imposible no preguntarles: ¿Cuál es el objeto que los une?


ET- Siempre que hablamos de cuál es nuestro objeto, los dos pensamos en nuestros anillos de casamiento. Pertenecieron a los bisabuelos de Gato y él los mantuvo guardados hasta el momento de proponerme que me case con él. No me olvido más de ese momento cuando me dijo que iba a hacerme una pregunta y que la iba a ser una sola vez en la vida. Y tomó una cajita de terciopelo roja donde estaban los anillos.


GMC- Quería que la propuesta fuese un día que no nos pudiéramos olvidar, por eso le pedí casamiento el día del Bicentenario (Risas). Me acuerdo que ese día le dolía la muela. Fuimos a a desayunar a un restaurant de Boedo. Y si, cómo dice Elo, saqué la cajita donde estaban los anillos que tenía guardados desde los 11 años, que me había dado mi abuela. Y si le dije a Elo que era una pregunta que iba a hacer una sola vez en la vida. Pero lo que Elo no cuenta, es que también le dije que esperaba un sí como respuesta.



Ciertamente el amor es un tema que nunca pasa de moda, y este documental con toques de ficción no deja de rendirle homenaje al sentimiento que siempre nos atraviesa.

Trailer película "El Objeto de mi Amor" from Gato Martínez Cantó on Vimeo.

EL OBJETO DE MI AMOR

ESTRENO 22 DE MAYO- 19. 30 hs- Cine Gaumont Espacio INCAA km 0.

Avenida Rivadavia 1635- CABA

Contacto: www.facebook.com/elobjetodemiamor

Ficha Técnica: Oruro Contenidos Presenta: una producción de Gato Martínez Cantó “El objeto de mi amor”; Asistencia de Dirección: Julieta Schwartz; Foto Fija: Martín Gerardi y Federico Vallejos; Música Original: Florencia Albarracín y Juan Matías Tarruella; Dirección de Sonido: Lucho Corti; Montaje: Matías Mirassou; Dirección de Arte y Vestuario: Valeria Lía Martínez; Dirección de Fotografía: Patricia Battle; Guión y Dirección: Eloísa Tarruella y Gato Martínez Cantó ; Duración: 85 minutos, Argentina, Color // Este documental forma parte de los estrenos colectivos de la Asociación Documentalistas de Argentina (DOCA)