El 17 de diciembre de 2014, el Congreso Nacional declaraba al distrito de San Martín, en el noroeste del conurbano, como Capital Nacional de la Pequeña y Mediana Empresa Industrial. Hoy, en apenas 14 meses de gobierno, Mauricio Macri ha dejado poco y nada de ese honorable título.

Un artículo aparecido el domingo en Página 12, referido a una localidad industrial de ese partido, pone de relieve la devastación económica –y social, por ende– que viene dejando la gestión de quien asumiera como Presidente en diciembre de 2015, a partir de la licuación de los salarios en la inflación y el consecuente desplome del consumo.

Así, al tomar como ejemplo el barrio de Villa Progreso o de Villa Lynch, para el caso, el artículo da cuenta de los hechos concretos: fábricas y talleres de apenas un puñado de operarios que debieron echar a la mayoría de los empleados ante la baja brutal de producción, comercios que cierran o reducen drásticamente servicios,

Se trata, como dice Página, de una crisis que deja a San Martín en estado de conmoción, con una caída de la actividad que no logra encontrar piso y que va dejando un tendal de depósitos abandonados, persianas bajas y destrucción de riqueza como no se había visto nunca en ese distrito.

Envamap (producción de bolsas de nylon), que cerró sus puertas; Kopelco (fábrica de los preservativos Tulipán), que trabajaba las 24 horas y ahora sólo dos turnos; Rigarplast (inyección de plástico), que debió despedir a tres operarios y ahora solo funciona con padre e hijo; son sólo unos pocos ejemplos que hablan del cuadro de situación.