Como en el 2001-02, la contracción del poder adquisitivo de los salarios, los despidos y la escasez de changas, se aprecian en el crecimiento del ferias del trueque. En La Matanza, la página de Facebook de "Trueque sin dinero solo por alimentos Laferrere, Catán, Casanova" pasó de 1.800 a 22.000 miembros en nueve meses. 

"El crecimiento de los últimos meses fue impresionante porque la gente en los barrios tiene cada vez más necesidades y es más fácil conseguir algo para cambiar que tener plata para ir a comprar. La comida está muy cara y para muchas mujeres que no trabajan es un modo de aportar algo para llenar la mesa", contó a El1 Digital Magui Gómez, una de sus creadoras.

El trueque resurge como rebusque en el conurbano, donde miles pelean día a día para estirar el mango lo más posible.

De acuerdo al Indec, mientras que en marzo la inflación general fue de 2,4 por ciento, las canastas de pobreza e indigencia subieron 3,05 por ciento. Con el aumento de la presión de inflación sobre los salarios y los programas sociales, la proloferación de estas experiencias no sorprende. Más bien confirma la situación que atraviesan los habitantes más humildes. 

A diferencia de crisis anteriores, donde todo el intercambio se concentraba en la calle o galpones, ahora los vecinos también cuentan con las redes sociales para ello. Allí, "postean los productos que pretenden cambiar y consensúan qué recibirán a cambio. Luego, acuerdan un día y horario para efectuar las transacciones, aunque generalmente se dan los lunes, miércoles y viernes desde las 14, cuando las cuadras linderas a la estación quedan repletas de personas que, cartel en mano para identificarse, intercambian ropa, alimentos y artículos de limpieza", cuenta el mismo sitio de noticias.