En La Matanza proliferaban las empersas textiles y de calzado, hasta que asumió el gobierno que abrió indiscriminadamente las importaciones y esas fábricas se vieron obligadas a despedir a sus empleados y cerrar las puertas.

Pero como el ex ministro de educación está ahora en campaña, contesta cualquier cosa. Ante la pregunta de por qué un desempleado afectado directamente por este gobierno pudiera ponerle un voto de confianza la respuesta de Bullrich no dejó de sorprender. El consejo es que se abra un barcito de cerveza artesanal. En serio Bullrich, la gente tiene hambre y necesita soluciones.