Fue una suerte de tensa tregua, pero que dejó varias perlitas. Tras los recordados actos del gobierno nacional en La Matanza, en los que no invitaron al escenario a la intendenta Verónica Magario (FpV), esta vez la inauguración del Metrobus permitió que la jefa comunal, el presidente Mauricio Macri (Cambiemos) y la gobernadora María Eugenia Vidal (Cambiemos) compartan escenario, o más precisamente, una parada de colectivos, durante la inauguración del todavía no terminado Metrobus en el distrito. 

Es por ello que todas las miradas estaban centradas en cómo sería el trato entre los mandatarios. Fue el beso en el cierre del acto el que reflejó la tensa relación entre los dos espacios que se disputan el poder en Argentina.

Paciente, Magario aguardó a que Macri hiciera el 'bailecito' con una señora, y se mostró para que el jefe de Estado la saludara. Mauricio primero abrazó calurosamente al ministro de Transporte, Dietrich, y luego, sin acortar el paso de distancia que los separaba, pegó un estirón y le dio un seco beso en la mejilla, sin proferir palabra alguna y continuó con el derrotero de selfies. 

Con casi dos millones de habitantes, La Matanza es el distrito más grande del conurbano. El oficialismo sabe que ese bastión del peronismo será clave en las elecciones de medio término, sobre todo si Magario termina por ser candidata del FpV.