El oficialismo tenía todo controlado, o eso creía, para lograr la aprobación del Presupuesto 2017. Para lograr la ley de leyes, María Eugenia Vidal había aceptado los cambios propuestos de parte de los intendentes del FpV, que habían reclamado un menor nivel de endeudamiento (alrededor de la mitad de los 92 mil millones pretendidos), además de un fondo especial (de 14 mil millones) para obras para los municipios del conurbano. 

Sin embargo, en parte producto del ruido que se generó en el recinto Nacional por la ley de Ganancias y la levantada de perfil de Sergio Massa como opositor de Mauricio Macri, llevó a que el PJ provincial tensione la cuerda y ponga en una situación incómoda a Cambiemos.

Es que el pedido que le llevaron los intendentes, Francisco Durañona y Gabriel Katopodis, sumados al titular del PJ provincial Fernando Espinoza, y el diputado y dirigente del Movimiento Evita, Fernando “Chino” Navarro, este martes al ministro de Gobierno bonaerense, Joaquín De la Torre, puso en jaque la todavía cordial relación que María Eugenia Vidal mantiene con el Frente Renovador.

En concreto, el peronismo, que unificado tiene la bancada más grande en ambas cámaras, pidió la vicepresidencia de cámara de Diputados. Hoy ese espacio lo ocupa el macrista Manuel Mosca, aunque el PRO y el FR habían acordado que ese lugar iba a ser asignado al massismo.

Como se sabe, las negociaciones por Presupuesto, no sólo se tratan de dinero y administración de los fondos, sino que también terminan de configurar el reparto de cargos políticos dentro de la estructura de representación de la política. Es por ello que, si bien el esquema de reparto de fondos es propuesta por el Ejecutivo, la votación en la legislatura abre toda una serie de negociones que, en definitiva, aseguran la distribución del poder y una suerte de asignación de lugares proporcional de las distintas fuerzas.

En concreto lo que pasó el martes es que terminó por suspenderse las sesiones de ambas cámaras y la aprobacion del Presupuesto deberá esperar hasta la semana que viene. 

Parece difícil imaginar que la oposición tense tanto la cuerda como romperla y dejar a la gobernadora sin la sanción del Presupuesto. Lo que sí se pone de manifiesto es la voluntad del peronismo de imponer condiciones. Una capacidad que el partido más fuerte de la provincia había perdido producto de las divisiones internas post derrota electoral de 2015. El fin de año los encontrará 'unidos o dominados', diría el General.