Macri escuchó al trabajador y siguió saludando como si nada hubiera pasado. Lo que le dijo en lugar de estirar la mano quedará entre ellos, pero seguro que no pasó inadvertido para el mandatario. 

Durante la llegada del presidente a La Matanza, no fueron pocos los que se acercaron con carteles de repudio a su visita. El fuerte operativo policial impidió que las críticas se hicieran visibles durante el acto, pero el pueblo siempre se las ingenia para darle el mensaje.