Un estudio denominado ‘Why night owls are more intelligent’, publicado esta semana en Londres, parece dar la razón a quienes sufren cotidianamente de fiaca: al parecer, son más inteligentes y creativos y hasta potencialmente más felices.

En efecto, Satoshi Kanazawa y Kaja Perina –autores del estudio– consideran que estar en control de cuándo y cuánto queremos descansar es un signo de inteligencia, puesto que hacer más caso a nuestro reloj interno y no al despertador, implica mayores chances de resolver problemas.

De hecho, un estudio anterior de la Universidad de Southampton probó que, sobre la base de 1.229 casos, quienes de iban a dormir después de las 23 y se despertaban pasadas las 8 ganaban más y disfrutaban de un mejor estilo de vida.