Después de retirar el primer revestimiento que cubre  la plataforma funeraria en la que se cree que fue sepultado Cristo, la National Geographic informó que la tumba "está intacta" y no fue afectada por el paso de los siglos y enfrentamientos.  

El sepulcro está en el Edículo, una pequeña capilla de mármol en el centro de la rotonda de la Iglesia del Santo Sepulcro de Jerusalén que fue instalada, supuestamente, en 1555  para que los peregrinos no se llevaran trozos de la reliquia religiosa. 

Salen a la luz los primeros detalles del análisis realizado a la tumba de Cristo

Fue el 26 de octubre cuando se removió esta primera capa y el equipo de restauración de la Universidad Técnica Nacional de Atenas trabajó durante 60 horas continuas para descubrir una losa de mármol con una cruz esculpida en su superficie.

El arqueólogo Fredrik Hieberde detalló a la National Geographic —la única que grabó todo el proceso— que se trató de un trabajo contrarreloj  y para el que contaron con un potente georradar que reveló ciertas curiosidades que en breve serán comunicadas.

Dos noches después, antes de volver a sellar la tumba para evitar alterar su estado tras estar sellada durante cinco siglos, los  científicos afirmaron que la plataforma funeraria de cal en la que, supuestamente, fue sepultado Jesucristo está intacta.

La pequeña sala de apenas tres metros cuadrados que alberga la tumba y a la que se accede por una puerta de 1,33 metros de altura continuó vedada al público mientras se hacían trabajos de restauración. 

Muchos especialistas plantean que es realmente imposible afirmar que se trata de la tumba de Jesús de Nazareth y que en caso de que se encuentren restos humanos no necesariamente implica que la idea de resurrección es falsa sino que se debería ser entendida como en términos simbólicos. 

La apertura anterior

En 1555, el entonces custodio de los Santos Lugares, el franciscano Bonifacio de Ragusa, logró el permiso de Solimán el Magnífico para restaurar el edículo  que databa de la época de las Cruzadas y que corría riesgo de derrumbe y sobre el que luego se hizo el mausoleo protector. 

Según las crónicas de la época, sobre la tumba se halló un trozo de madera envuelto en una tela con unas letras grabadas casi ilegibles de las que pudo extraerse las palabras  “Helena Magni”, interpretadas como parte de un texto en el que podría leerse “Helena, madre del gran Constantino”, confirmando así que se trataría del lugar donde Helena de Constantinopla, la madre del emperador romano, señaló en el año 326 como el lugar donde enterraron a Cristo.

Fuente: El País