La científica Margaret J. Hamilton se convirtió desde hace un tiempo en un verdadero ícono para las mujeres en el campo de la computación y la ingeniería, universos que suelen estar dominados predominantemente por hombres. 

Especialista en compoutación, matemática e ingeniera durante comienzos de la década del sesenta, Hamilton, trabajó para el Proyecto Sage Philco-Ford, en el que a partir del uso de radares podía seguir trayectorias de aeronaves desconocidas.

Además escribió un código para el Laboratorio de Investigación Cambridge de la Fuerza Aérea en un momento donde el campo de las ciencias de la computación todavía no era una disciplina. Fue la creadora de las rutinas que luego se añadirían a la computadora del módulo de comando del Apolo.3

Cuando formó parte del Charles Stark Draper Laboratory en el MIT,  en 1965 se convirtió en la responsable del desarrollo del software de vuelo a bordo de las computadoras de la misión Apolo que llegó a la luna. Desde el MIT celebraron el reconocimiento otorgado por Barack Obama a la cientista- junto a otras personalidades- antes de dejar la Casa Blanca. 

"Ella fue una verdadera pionera en el desarrollo del software, no es una hipérbole decir que ella, y la división del MIT, pusieron al hombre en la luna", planteó Jaime Peraire, doctor y profesor de Aeronáutica y Astronáutica. 

El reconocimiento es a aquellas personas civiles que contribuyeron en la defensa e historia de los Estados Unidos. Obama también premio a Melinda Gates (por su labor humanitaria junto a su esposo Bill Gates) y - de manera póstuma- a Grace Hopper conocida por facilitar las codificaciones en softwares que permitieron realizar rápidas traducciones.