La noticia recorrió el mundo y fue reproducida por medios especializados y no tanto: el Observatorio de Dinámica Solar de la NASA había detectado y fotografiado un inmenso "agujero" de color negro en el Sol.

Sin embargo, no es exactamente un agujero lo descubierto en la superficie de la estrella sino lo que se conoce como hueco coronal que causa vientos solares de una velocidad cercana a los 800 kilómetros por segundo.

Las zonas oscuras en el Son, concretamente, son áreas abiertas en el campo solar por esos vientos, con una densidad y temperatura menores a las del resto de la superficie solar y, por lo tanto, más oscuras al 'ojo' del observador.

Según la NASA, el hueco detectado recientemente es de un tamaño "sustancial", pero no es el más grande de los últimos años: en 2015 se registró un hueco coronal que ocupaba casi el 8 por ciento de la superficie del sol, ubicado cerca del polo sur.

Vale advertir, no obstante, que en los próximos días las partículas solares que se desprendieron producto de los vientos lleguen a la Tierra, interactúen con la magnetósfera (zona exterior de la atmósfera que desvía el viento solar) y afecten de alguna forma, aunque mínima, a los satélites que rodean el planeta.

Otra consecuencia del fenómeno es la formación de auroras polares de gran intensidad, de acuerdo al informe publicado por la BBC.