A partir de imágenes de satélite, el equipo internacional del biólogo Timothy Mousseau, de la Universidad de Carolina del Sur en la ciudad estadounidense de Columbia, notaron que partículas radioactivas comenzaron a extenderse fuera del área del accidente nuclear.

Los incendios  propagaron radiación a lo largo de buena parte de Europa del Este, con Ucrania, Bielorrusia y Rusia recibiendo las dosis más altas.

E incluso se señala que trazas de cesio-137 radiactivo pudieron  viajar hasta Turquía, Italia y Escandinavia.

Otro de los temas que preocupa es que en la zona de Chernobyl hay una menor actividad microbiana, generando menor descomposición vegetal y una mayor acumulación de hojas secas y restos de plantas en el suelo del bosque, proporcionando así más combustible para los incendios forestales.