"Desde el día uno era incapaz de usar mis manos", lamentó Jeff Kepner  en una entrevista a la revista 'Time' después de siete años de convivir con manos trasplantadas y no duda en afirmar:  "Si pudiera, me desharía de ellos", con las prótesis disfrutaba de una funcionalidad del 75%, mientras que con las nuevas manos  se redujo a cero.

Kepner, que es uno de los pocos casos en los que el trasplante no funcionó como esperaba, aseguró que no puede hacer "absolutamente nada" salvo mirar televisión cuando antes con las prótesis que tenía podía trabajar y manejarse por su cuenta.  

De cada 100 trasplantes similares llevados a cabo en EE.UU. y Europa las estadísticas indican que solo en 6 casos es necesario retirar los miembros implantados aunque esto puede ser realmente traumático ya que que incluso podría impedir que el paciente pueda volver a tener prótesis.

"No podré pasar por todas estas operaciones de nuevo", admite Kepner desesperanzado que perdió sus extremidades debido a una infección hace 17 años.