El manitol es obtenido de la hidrogenación del azúcar manosa y producido por hongos, bacterias y algas. En industria se utiliza como endulzante (edulcorante) común y en alimentos dietéticos, en chicles, para fabricar resinas, para substituir a la glucosa en especialidades farmacéuticas para que éstas puedan ser recetadas para los diabéticos.

En medicina puede usarse como sustituto del plasma sanguíneo en casos de hemorragia y como diurético osmótico en situaciones agudas, como el síndrome nefrótico, o para aliviar la hipertensión intracraneal. Facilita también la manipulación quirúrgica craneal.

Ahora, los profesores Ehud Gazit y Daniel Segal, del Departamento de Microbiología Molecular y Biotecnología y el Colegio de Neurociencia Sagol, junto con su colega Ronit Shaltiel-Karyo y el candidato a doctorado Moran Frenkel-Pinter, encontraron que también evita que se formen grumos de la proteína a-sinucleína en el cerebro, un proceso que es característico del Parkinson.

No obstante, Segal advierte contra del autotratamiento o la ingesta de manitol en grandes cantidades. "Las personas no deberían consumirlo aunque quisieran. Esto podría ser muy dañino. No lo recomendaría a ningún ser humano ya que no tenemos idea de cuáles son los efectos secundarios", dijo.

Entre siete y diez millones de personas en el mundo viven con la enfermedad de Parkinson, un desorden cerebral que lleva a temblores, dificultad al caminar y problemas de coordinación para la que no se ha encontrado cura.