Entre los científicos, la creencia que se tenía sobre el origen de las espectaculares formaciones en la piedra arenisca en diferentes lugares del mundo, como en las que existen en Ischigualasto o Valle de la Luna, en San Juan, se debían a la erosión producida por el agua y el viento durante millones de años.

Sin embargo, una nueva investigación sugiere que son producto de la gravedad. Científicos checos de la Universidad de Charles de Praga afirman que la erosión desempeña su papel en estas formaciones, pero son los "campos internos de tensión de la roca" los que dictan la forma definitiva.

"La erosión saca el material, pero no le da la forma", explicó el hidrogeólogo Jiri Bruthans, quien dirigió la investigación, señalando también que el viento y la lluvia no son más que las "herramientas" que revelan la forma que está latente en la roca, mientras que "las formas notables son dictadas por la presión interna y la tensión dentro de la roca aplicada por la fuerza de la gravedad".

Para este trabajo, publicado en la revista 'Nature Geoscience', los investigadores intercalaron pequeños bloques de arena bajo determinadas pesas y los sumergieron en el agua, donde los lados de los bloques comenzaron a desaparecer, dejando cada vez menos granos de arena para soportar el peso.

Mientras que al agregar defectos u otras distorsiones al bloque no cambiaron la dirección de la presión aplicada, los científicos fueron capaces de reproducir una galería de formas similares a las observadas en los accidentes geográficos naturales de piedra arenisca que se pueden apreciar alrededor del mundo y que forman espectaculares y aparentemente caprichosos paisajes.