Esta semana, el Senado aprobó la ley que tenía media sanción de Diputados y que brinda a la policía nuevas figuras para intervenir en lo que llaman delitos complejos: narcotráfico; terrorismo; corrupción de menores; trata de personas; delitos aduaneros y asociación ilícita.

Además de regular la figura del arrepentido, la ley crea otras polémicas como la del "agente encubierto", el "agente revelador", el "informante" y la "entrega vigilada".

Como advierte Laizquierdadiario.com, la figura de “agente encubierto” permite que la Policía infiltrar agentes con identidad oculta en cualquier organización pasible de ser consideraba "criminal", incluso arbitrariamente, para “identificar, detener o impedir un delito”.

El “agente revelador”, en tanto, es el agente policial que “simulando interés en hacer un transporte, compra o consumo de bienes, armas o drogas, u otra actividad criminal” identifique a presuntos implicados en delitos y mande detenerlos.

El "informante" es “un civil con identidad reservada” que, a cambio de un beneficio económico, aporte datos sobre el presunto accionar delictivo de una o más personas a la Policía o la Justicia.

Y a todo eso se suman las llamadas “entrega vigilada” y “prórroga de jurisdicción”, mediante las cuales un juez es autorizado a postergar la detención de personas si considera que puede “servir a la investigación”.

En concreto, son figuras que permiten –o que blanquean, si se quiere– a las fuerzas represivas infiltrarse, bajo el pretexto de considerarlas eventualmente criminales (como la figura de asociación de ilícita), en organizaciones sociales y políticas que se opongan al Gobierno Nacional.